CERTAMEN CULTURAL

El Festival Internacional de Piano Guadalquivir aborda la influencia morisca en el Caribe afroandaluz

El profesor, escritor, músico y activista Antonio Manuel ofreció una charla sobre el legado más importante que dejaron los moriscos: el lenguaje y la palabra

El festival cierra la etapa cordobesa de esta 14ª edición con tres conciertos de excepción de aquí al domingo

El Quinteto de la Camerata Filarmónica Latinoamericana junto al profesor Antonio Manuel y la directora del FIP Guadalquivir María Dolores Gaitán.

El Quinteto de la Camerata Filarmónica Latinoamericana junto al profesor Antonio Manuel y la directora del FIP Guadalquivir María Dolores Gaitán. / ÁNGEL ROLDÁN SERRANO

Diario CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

El Festival Internacional de Piano (FIP) Guadalquivir emprendió ayer en Casa Árabe un viaje de descubrimiento en el que el profesor, escritor, músico y activista Antonio Manuel desentrañó la "Influencia morisca en el Caribe afroandaluz", una historia de mestizaje que se inició con una granaína, “A mis maestros”, interpretada por el guitarrista y autor de la composición, Javier Santiago, y que culminó en Veracruz (México) con un homenaje al huapango, traspasando fronteras y demostrando que la música es un nexo de unión universal.

Antonio Manuel condujo al público, que una vez más respondió a la convocatoria del festival llenando la sala hasta la bandera, de la Granada (España) de 1492 a Veracruz (México), desgranando una historia olvidada en las dos orillas, la de los moriscos (musulmanes converso al catolicismo), los negros andaluces (los negros curros), los gitanos y los marranos (judíos conversos) que, a pesar de que estaba expresamente prohibido, llegaron y se asentaron en América. De hecho, la mayoría de la población que llegó al nuevo mundo fue andaluza y entre ellos, mayoritariamente moriscos. “Cuando una población conversa va a América lleva su legado tatuado en la lengua, en la garganta, en el alma”, dijo.

El profesor, escritor, músico y activista Antonio Manuel desentrañó en una conferencia la influencia morisca en el Caribe afroandaluz.

El profesor, escritor, músico y activista Antonio Manuel desentrañó en una conferencia la influencia morisca en el Caribe afroandaluz. / ÁNGEL ROLDÁN SERRANO

Así, el legado más importante que dejaron los moriscos fue el lenguaje y la palabra, la lengua de la actual Andalucía, de la zona Sur de Extremadura y Castilla La Mancha, de Murcia y Canarias, aunque no solo llevaron la lengua, llevaron la agricultura, la arquitectura, la gastronomía, la vestimenta y, como no, la música. El tango, el palo flamenco, que también es un baile popular en Argentina y Uruguay y una fiesta, como el fandango, una música que no para de ir y volver y que se convierte en el joropo, el jarabe, el guaguancó, la cueca chilena; los jarochos, una palabra que identifica a una comunidad de mestizos moriscos, indígenas y negros y a la que Antonio Manuel da una etimología árabe, los que salieron, los expulsados, cuya música comparte la base con el fandango, por no hablar de la similitud de las letras.

“Es evidente que la huella trascendió en todos los ámbitos, es evidente que muchas de esas huellas quedaron en esa musicalidad, una musicalidad mestiza”, remarcó Antonio Manuel quien culminó su viaje en el son huapango. Precisamente, la obra musical “Huapango” del mexicano José Pablo Moncayo fue la pieza que interpretó el Quinteto de la Camerata Filarmónica Latinoamericana arrancando un largo aplauso del público. 

El Quinteto de la Camerata Filarmónica Latinoamericana durante su actuación en el FIP Guadalquivir.

El Quinteto de la Camerata Filarmónica Latinoamericana durante su actuación en el FIP Guadalquivir. / ÁNGEL ROLDÁN SERRANO

En aquella migración también hubo muchísimas mujeres moriscas, marranas, gitanas, mujeres libres, esclavas, criadas, mujeres que ejercieron múltiples profesiones, lavanderas, posaderas, panaderas, etc. y que en algunos casos, como el de Beatriz de Salcedo, que era una morisca esclava y concubina del veedor Real, García de Salcedo, y como él no podía hacer negocios, era ella la que los hacía en su nombre. Se casaron in articulo mortis y de esa forma una morisca se convirtió en la única mujer fundadora del Perú. 

Las mujeres, como los hombres, también llevaron sus usos y costumbres al nuevo mundo. De ello quedan numerosas huellas, como las de las mujeres de Lima (Perú) que visten a la usanza de la cobijada de Vejer de la Frontera (Cádiz).“En cualquier caso, siempre invisibilizadas y fundamentalmente blancas”, comentó Antonio Manuel. La que no ha estado invisibilizada ha sido Catherine Lacoste, una mujer "encarnada" que con determinación defiende el legado del que fue su marido, el genio de la guitarra clásica, Ángel G. Piñero, fallecido hace un año y medio. 

Lacoste, la única golfista amateur en ganar el US Open, habló del lado humano de Piñero, del que dijo que era muy generoso, muy sensible y muy trabajador y también tenía esa guasa gaditana, un gran sentido del humor. En el ámbito profesional, Piñero destacó por ser el único guitarrista en utilizar las dos manos para tocar los dos estilos de interpretación, pulsación con la uña y pulsación con la yema, para lo que se hizo construir una guitarra especial que le permitía tocar con la yema sin cortarse las uñas.

Más de 40 obras componen el legado del desaparecido guitarrista, que creó el método de guitarra clásica Piñero, creo una academia, impulsó el Concurso Internacional de Guitarra Clásica y la Asociación de Guitarra Clásica que llevan su nombre y que continúan divulgando su obra y su figura.

Culmina la etapa cordobesa

El FIP Guadalquivir cierra la etapa cordobesa de esta 14 edición con tres conciertos de excepción, empezando por el concierto-charla sobre la música árabe y la escala maqam que la kanutista Maya Youssef ofrece hoy, a partir de las 19.30 horas en la Casa Árabe. El sábado, a las 20.30 horas, en el yacimiento de Medina Azahara, Youssef volverá a actuar junto a la pianista y directora del festival, María Dolores Gaitán, y el percusionista David Ruiz en “Azahara, La Medina” y el domingo el broche lo pone la Camerata Filarmónica Latinoamericana con la pianista Marta Zabaleta, la violinista Ana María Valderrama y la soprano Bianca Ghiraldi, dirigidas por Grace Echauri, con “Judit, la musa”, en la Mezquita-Catedral a las 20.30 horas.