Este lunes ha sido un día especialmente triste para el arte y para Córdoba. Juan Serrano, cofundador de Equipo 57, fallecía con su última obra 'Alhambra' recién estrenada en el C3A. Una obra que, sin duda refleja, muchas de las cosas que Serrano quiso dejar a este mundo: complejidad, arquitectura, arte y color. Y, por encima de su innegable legado artístico para el arte y para Córdoba, Serrano deja una huella que será imborrable; repleta de cariño, compromiso e implicación por la ciudad y por todos los que le rodean. La pérdida de Juan Serrano no es solo la pérdida de un enorme artista, es el término de "una forma diferente de mirar el mundo", como expresó su compañera de vida, Anna Freixas.

Junto a ella, otras 25 personas acudían esta tarde a un acto íntimo laico en el Cementerio de la Fuensanta. Familiares y amigos cercanos entre los que se encontraban Juan Cuenca, su compañero en Equipo 57; Paco Aroca, Lola Cruz y Albano García; y que despedían con tristeza al artista y un recuerdo común: su legado de amor, cariño e implicación con todos aquellos que lo conocieron. “Se va una figura fundamental para la cultura, el arte, pero, sobre todo, para muchas personas que estamos a su lado y que a las que nos ha hecho crecer muchísimo a todos. Era una persona de una generosidad increíble, con una curiosidad y una amplitud de mente inestimable. Se va tranquilo y rodeado de amor”, reflexionaba esta mañana Ana Zamorano, que tomó el relevo de Serrano como presidenta de la asociación Amigos de Medina Azahara a comienzos de año.

La gran aportación de Juan Serrano, según aquellos que lo conocieron fue encontrar el equilibrio entre la generosidad, el amor y el arte. “Esto ha sido un mazazo terrible, no solo para los que estábamos a su alrededor sino para toda la comunidad artística. La aportación fundamental de Juan es que se puede ser buena artista pero que hay que ser buena persona. Lo demostró con su compromiso, con su entrega y su renuncia al ego. Ha sido el ejemplo para todo”, narraba Tete Álvarez. Por su parte el comisario Jesús Alcaide también quiso dedicarle unas palabras a Serrano: “Se pierde un amigo y una persona con la que tenía conversaciones sobre muchas cosas. Con él aprendías de todo”.

Un germen para el futuro del arte en Córdoba

La muerte de Juan Serrano también invita a reflexionar sobre el futuro del arte en Córdoba, siempre mirando al pasado con el que él estaba fascinado y pensando y actuando sobre el presente. “Deja un germen enorme. Ha plantado muchísimo. Ha sabido mirar a la ciudad desde lo contemporáneo, desde lo colectivo, desde lo común y lo civil. Él no concebía el mundo sin el arte y, de hecho, creía que en el arte estaba la revolución”, contaba Ana Zamorano con la que compartió su ilusión por Medina Azahara. “Pensar que el arte contemporáneo y el pasado no son puntos opuestos, sino que hay un vínculo entre ambos y en Córdoba esto se ve muy claramente. No solo debemos apostar por una Córdoba contemporánea, sino que también hay que apostar por el legado artístico como el pasado islámico”, añadía Alcaide.

Por último, el comisario quiso reseñar la labor del artista por sus compañeros, especialmente por los más jóvenes a los que siempre mostró su apoyo e implicó en su propio proceso. “Esto es algo fundamental, sobre todo en una ciudad en la que es difícil encontrar referentes de ese tipo. Él justo decía que A Córdoba le faltan lugares donde reunirse, donde pensar el modelo de ciudad que queremos. Era una persona comprometida con la ciudad y con la vida”.