Sequía

La CHG avanza un inminente aumento en las dotaciones de agua para regadío en Córdoba

Las comisiones de desembalse se reunirán a finales de este mes o comienzos de mayo y se podría liberar en torno a un 50% del agua de un año normal

Desembalse de agua en el Guadalmellato tras las últimas lluvias.

Desembalse de agua en el Guadalmellato tras las últimas lluvias. / Antonio Jesús González

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Ya no hay sequía en la cuenca del Guadalquivir y en casi ningún punto del país. Para ser precisos, esa situación, que ya duraba más de cinco años y que había empezado a preocupar incluso a las poblaciones de los grandes núcleos urbanos, se acabó el pasado mes de febrero. Las lluvias del invierno dejaron claro que el año va a estar, en cuanto a precipitaciones, dentro de la normalidad. 

Lo que se ha terminado con las lluvias del mes de marzo, sobre todo durante la Semana Santa, ha sido la escasez, un concepto relacionado con la sequía pero independiente y hasta cierto punto diferente. Alude al agua embalsada y su capacidad para atender las demandas de todos los sectores, incluido el regadío. Obviamente, si llueve poco o nada los pantanos se resienten, pero sequía y escasez no siempre se dan al mismo tiempo, dado que los pantanos de la cuenca del Guadalquivir, una de las que tiene una mayor capacidad de regulación, son capaces de sostener la falta de lluvias durante varios años. Ahora, por suerte, no hay ni sequía ni escasez (aunque aún no hemos llegado a la normalidad) y eso tendrá consecuencias positivas. 

Más agua para el regadío

La primera, y quizás más importante, será el aumento de las dotaciones de regadío, que establece la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) a través de las comisiones de desembalse. Este año, rondaban el 10% de la concesión de un año normal, una cantidad de agua mínima que se considera la justa para impedir que los cultivos mueran y haya que replantarlos; el año pasado se quedó en un 30 por ciento. 

Vista de Sierra Boyera tras las últimas lluvias.

Vista de Sierra Boyera tras las últimas lluvias. / Rafa Sánchez

Javier Aycart, responsable del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Cuenca del Guadalquivir, avanza que habrá una mejora en las dotaciones esta primavera. Aunque aún está por decidir a cuánto ascenderá la cantidad de agua liberada, podría rondar el 50% de la concesión de un año normal, lo que supone una gran mejoría con respecto al 10% actual. 

"No se puede llegar aún a la normalidad" en las dotaciones de riego, apunta Aycart, "pero nos vamos acercando". En años similares en la situación de los pantanos, recuerda el experto, se han concedido la mitad de las demandas de los regantes. 

Vista del Guadalmellato tras las últimas lluvias.

Vista del Guadalmellato tras las últimas lluvias. / A. J. González

Comisiones de desembalse

Las comisiones de desembalse empezarán a reunirse a finales de este mes o comienzos de mayo. Hasta entonces los cultivos de regadío no van a necesitar más agua gracias a los efectos de las últimas lluvias. Eso ya es una mejora con respecto al año pasado, cuando hubo que hacer desembalses, por pequeños que fueran, a mediados de abril para impedir que los cultivos murieran dada la escasez de lluvias por aquel entonces. Es decir, las precipitaciones no sólo están llenando los embalses, sino que además permiten ahorrar agua del regadío. Ha llovido en tiempo y forma. Hay que remontarse a 2018, recuerda Aycart, para encontrar algo parecido: entonces se recogió casi el doble de agua en los pantanos de la cuenca, pero durante todo el mes de marzo en lugar de sólo durante una semana.

La situación es especialmente buena en el sistema de regulación general, que incluye a 19 grandes pantanos de la cuenca y a la mayoría de los grandes complejos de regadío. En la semana de lluvias intensas y continuadas se han recogido 600 hectómetros cúbicos en este sistema, el equivalente de un pantano grande. Y aunque haya dejado de llover, el agua va a seguir entrando durante un tiempo, ya que el terreno está saturado y las escorrentías siguen nutriendo los pantanos: sólo este lunes han entrado otros 80 hectómetros cúbicos hasta el mediodía. Gracias a ello, y "a la vista de cómo nos encontremos, la comisión de desembalse verá cuánto se autoriza y lo que se puede atender", en palabras de Aycart.

Otras unidades de cuenca disponen de pantanos propios para el regadío. En estos casos serán sus propias comisiones de desembalse las que tengan que determinar cómo se actúa esta primavera. En ese caso están, por ejemplo, los cultivos de cítricos que dependen del Bembézar o los regadíos del Norte de la provincia que se abastecen de Sierra Boyera, que llevaban tiempo sin recibir ni una sola gota de agua.  

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