Sequía

El agua caída en Córdoba augura una mejoría en las próximas campañas del olivar

Uno de los cultivos que más puede beneficiarse de las lluvias de primavera es el cereal de secano

Olivar anegado por la lluvia en el campo.

Olivar anegado por la lluvia en el campo. / José Antonio Aguilar

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Puede que aún sea pronto para vaticinar cómo se va a comportar la próxima campaña del olivar, más aún cuando está terminando la recogida de la actual temporada 2023-2024, pero todo parece apuntar a que las lluvias que ha dejado la borrasca Nelson tendrán un efecto positivo a partir del año que viene en el principal cultivo de la provincia. 

Hay zonas de la provincia en las que el olivo ha comenzado ya la floración, lo que suele suceder al principio de la primavera. Es el caso de áreas de Sierra Morena y de aquellos olivares con variedades como la marteña. Estos campos son los que mejor podrán aprovechar el agua caída en los últimos días, tal como explica el secretario en Córdoba de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Miguel Cobos.

El principal cultivo

Cobos augura que las lluvias «han venido muy bien para todos los cultivos, sin excepción». En el caso del olivar, con 370.000 hectáreas plantadas en la provincia, «le ha venido fabuloso». Eso no significa que haya que lanzar las campanas al vuelo, pero sí cabe pensar en que el próximo ejercicio 2024-2025 podría traer una «mediana cosecha», en palabras del secretario provincial de UPA. Hay que tener en cuenta que Córdoba, como en general el resto del país, lleva dos años presentando unas campañas de producción de aceite muy cortas debido al impacto de la sequía. En este mismo año las previsiones apuntan a una campaña de 145.000 toneladas de aceite, un poco por encima del año anterior (142.000 toneladas) pero muy por debajo de la media de los últimos años (250.000 toneladas para Córdoba).

El olivo, aunque es un árbol muy resistente, también sufre con la falta de agua y los suelos no tenían fondos hídricos suficientes, de ahí que se proteja abortando sus propios frutos. Con un mejor fondo de humedad, como ocurre ahora, el impacto de las lluvias podría empezar a notarse en campañas posteriores, siempre que no se vuelva a la situación de escasez de lluvias de los últimos años. 

Cítricos y regadíos

Los cítricos, aunque con mucha menor superficie en Córdoba que el olivar con unas 12.000 hectáreas, también saldrán beneficiados. Han vivido una campaña muy mala debido a las restricciones de riego para un cultivo que depende casi por completo de las dotaciones que establece la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Este año han sido apenas lo justo para que los árboles no muriesen. 

Por todo ello, apunta Cobos, las «dotaciones de 700 metros cúbicos por hectárea son insuficientes para un cultivo que necesita unos 3.500 metros por hectárea. Estas lluvias hacen que los cítricos tengan reserva hídrica y ahora esperamos que haya más agua que la campaña pasada».

Eso se sabrá en apenas un mes. A comienzos de mayo tiene que reunirse, como cada año, la comisión de desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que valorará la incidencia de las lluvias sobre los pantanos. Todo apunta a que los pantanos estarán en mucha mejor situación que hace doce meses. Sin embargo, las dotaciones para riego se realizan mediante unos estrictos protocolos detallados en los planes de sequía correspondientes. Son decisiones técnicas. 

Estado del embalse de San Rafael de Navallana este lunes por la mañana.

Estado del embalse del Guadalmellato este lunes por la mañana. / A. J. González

Otro cultivo que se ha visto beneficiado con estas últimas lluvias es el cereal. Gran parte de estos cultivos se plantan en invierno, época en la que no necesitan tanta agua. Requieren de la lluvia (o el regadío en su caso) cuando los tallos empiezan a alimentar las espigas con el grano. 

Valoración de COAG

Por su parte Carmen Quintero, secretaria de COAG-Córdoba, realiza una valoración «positiva» de las lluvias de la borrasca Nelson, sobre todo para los cultivos de regadío. «Las explotaciones hortícolas estaban necesitando riego ya para llevar a término las cosechas», explica la dirigente de la asociación agroganadera. 

Para el caso del olivar, apunta que «todo lo que caiga bueno es, sobre todo tras tantos años de sequía. Este agua ha venido de maravilla pero necesitamos muchas más semanas de agua como ésta para reponer toda la capacidad de los embalses y recuperar la rentabilidad de las explotaciones. Mejor es imposible, ojalá que siga así». 

Quintero cree que aún es demasiado pronto para saber qué impacto tendrán estas lluvias en las próximas campañas del olivar. Si acaso, puede que se vean beneficiadas las aceitunas para el verdeo, que son las primeras que se recogen allá por el mes de octubre. Y en cualquier caso, la situación actual «no tiene nada que ver con una primavera seca. El olivo se recupera y algunos tenían daños reversibles». 

Asaja

El secretario general de Asaja Córdoba, Rafael Navas, destacó este lunes que el agua de lluvia que ha regado la provincia durante las últimas semanas y, especialmente, en esta Semana Santa, «ha sido muy positiva para todos los sectores» del campo cordobés, y beneficiará a agricultores y ganaderos. En este sentido y en declaraciones a Europa Press, Navas explicó ayer que las últimas lluvias han venido muy bien a «la agricultura de secano», pues le «garantiza un final de campaña bastante bueno», y también a los cultivos de árboles frutales les «viene fenomenal, tanto a los cítricos, como al almendro y al olivar».

De igual forma, a la ganadería las lluvias le han dado una alegría, dado que «va a haber mucho pasto» y ello «garantiza una primavera y un verano importantes», mientras que «los pantanos han sufrido un incremento brutal» en la cantidad de agua embalsada, «y eso garantiza, no solo el consumo humano, que lo tenemos para varios años, sino también una campaña de riego normal».