EL AYUNTAMIENTO BUSCA COBIJO PARA ESTOS TRABAJADORES

Los temporeros duermen en la calle en Lucena por falta de alojamiento

La ausencia de albergue y la imposibilidad de acceder a un alquiler, causas de esta situación

El gobierno local baraja la caseta de Cruz Roja como opción más factible para darles un techo

Exteriores de la caseta de Cruz Roja, donde pernoctan temporeros.

Exteriores de la caseta de Cruz Roja, donde pernoctan temporeros. / Manuel González

El comienzo de la campaña de recogida de la aceitunay la imposibilidad sistemática de los temporeros para obtener cobijo están generando por el casco urbano de Lucena imágenes de reducidos grupos de personas pasando las noches a la intemperie. En las últimas semanas, el Ayuntamiento y varios colectivos de índole social han celebrado sucesivas reuniones a fin de articular alguna solución de urgencia. Desde hace años, obstáculos administrativos y técnicos han frenado la habilitación de un albergue municipal y, en estos momentos, la alternativa más viable consiste en la utilización provisional de la caseta de Cruz Roja, anexa al antiguo recinto ferial, y, precisamente, uno de los emplazamientos en cuyo exterior intentan descansar al raso varios trabajadores agrícolas

Estos transeúntes, mientras las temperaturas cada vez se acercan más a sus niveles más gélidos, agrupan sus escasas pertenencias, limitadas a colchones, mantas y otros objetos básicos, en diferentes puntos como la antigua estación; el interior del edificio, aún sin construir, destinado a la Seguridad Social; o el Paseo de Rojas. 

Algunos de los cobijos buscados por los temporeros en el local de la Cruz Roja.

Algunos de los cobijos buscados por los temporeros en el local de la Cruz Roja. / M. González

Desde el área de Servicios Sociales desconocen exactamente el número temporeros trasladados a Lucena en condición de jornaleros porque, en algunos casos, quienes están privados de hogar acumulan un largo período en esta amarga coyuntura y otros deambulan entre municipios.

"Estamos trabajando en posibles soluciones"

La edil de Servicios Sociales, Irene Aguilera, advierte de la dificultad que, igualmente, entraña autorizar la utilización temporal de un espacio. Asevera que «estamos trabajando en posibles soluciones, andando los pasos», aunque puntualiza que «siempre tenemos que preguntar a Secretaría e Intervención». Esta inversión se sufragaría con la partida destinada a recursos de emergencia y pretende «buscar una salida a este tiempo más cruel». Con todo ello, insiste en que «dependemos de los vistos buenos». Por ejemplo, admitiendo, como opción factible las instalaciones cedidas por el Ayuntamiento a Cruz Roja, aclara que «la orgánica no la tenemos clara» y, en consecuencia, ante el ofrecimiento de diferentes colectivos, expresa sus dudas sobre si alguna asociación podría asumir su atención. En todo caso, insiste en que «lo que intentamos es que sea lo más rápido posible y podamos comprar las camas y preparar todo». 

Un laberinto burocrático

El Centro de Atención Básica, ubicado en los bajos de la Plaza de Toros, sólo funciona tres tardes y dos mañanas, cada semana, y presta servicio de lavandería y ducha. Voluntarios de la Asociación Amigos de la Escuela brindan calor humano y compartir conversación con los transeúntes. El presidente de este colectivo, Antonio Moyano, expone que «preocupa» la indispensable necesidad de adecuar un albergue municipal. Estos temporeros se enfrentan a otra problemática que los lanza a dormir en la calle. Relata Moyano que ostentan capacidad económica para abonar un alquiler. En cambio, les resulta imposible afrontar las exigencias inamovibles de adelantar dos meses en un solo pago o acreditar nóminas. Un implacable laberinto que «habría que intentar resolver».

Por tal motivo, desde Amigos de la Escuela se comprometen a «garantizar el pago» a fin de resolver «uno de los problemas más graves». Trasladando la llamada de auxilio de estos seres humanos, Moyano apela a la generosidad, benevolencia e implicación de quienes «tienen casas cerradas, y no les dan ningún uso y, tampoco, tienen a la vista alquilar o vender» porque pueden «facilitar el techo a estas personas, si las ponen a disposición» durante cuatro meses «para poder prepararlas un poco». Mientras tanto, además, el número de usuarios en el Comedor Social Virgen de Araceli, administrado y sufragado por Cáritas, ha ascendido, notablemente, hasta superar los 60 comensales.

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