Abierta la calle Río de Priego de Córdoba tras una intensa y comentada reforma

Algo más de 13 meses después de que arrancaran las obras, la calle Río, una de las vías más señeras de Priego de Córdoba, recobraba este sábado, parcialmente, la «normalidad» tras la rehabilitación integral y puesta en valor a la que ha sido sometida.

Más de un año en el que esta obra ha sido el epicentro de tertulias, dimes y diretes, comentarios de barra de bar, enfrentamientos políticos y protagonista indiscutible de las redes sociales, herramienta que ha permitido a todo hijo de vecino, se viera o no afectado por las molestias que una intervención de estas características genera, expresar su opinión sobre la evolución de la actuación y particularmente, el resultado final de la misma.

Y como suele ocurrir, en este último aspecto hay variedad, como en botica, ya que frente a los que aplauden el drástico cambio de fisonomía que presenta la calle, el moderno mobiliario urbano empleado, las amplias aceras y los parterres y plantas que la pueblan por doquier, en el polo opuesto se posicionan los que siguen criticando la eliminación de aparcamientos, el material empleado en el acerado y que ya ha provocado más de un resbalón, o la altura de los adoquines de la calzada, que harán trabajar de lo lindo a los amortiguadores de los vehículos que transiten por ella.

La calle Río de Priego de Córdoba se abrirá plenamente para uso peatonal el 31 de marzo

Pese a ello, este sábado era todo satisfacción por parte del equipo de gobierno, que vio como el acto social organizado para la oficiosa apertura peatonal de la calle fue todo un éxito, desde los juegos infantiles, la degustación de mini-barquillos (dulce genuinamente prieguense), el pasacalle-concierto de la Banda Sinfónica de la Escuela Municipal de Música y Danza y las visitas guiadas teatralizadas protagonizadas por insignes vecinos de esta calle, como el mísmísimo Niceto Alcalá-Zamora, Francisco Ruiz Santaella, José Antonio Caballero y Góngora, Remigio del Mármol y Josefa del Mármol, entre otros, que estuvieron magníficamente arropados por un buen número de figurantes que dieron al acto un original formato.

Y ahora queda esperar que el civismo y el respeto eviten algún que otro destrozo o desmán, como la acumulación de colillas en los parterres de los árboles que se han plantado, que ante la ausencia de papeleras se han convertido en improvisados ceniceros, o que la escultura de Alcalá-Zamora no sufra las iras de los ebrios noctámbulos, que ya el viernes hicieron de las suyas.

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