El jurado considera no probado por unanimidad que el hombre de unos 95 años de edad acusado de asesinar de 46 puñaladas a su mujer de 86 años, enferma de Alhzeimer, el 29 noviembre de 2019 en la localidad cordobesa de Iznájar actuara "por un móvil humanitario", así como que tampoco diera "muerte a su esposa por amor y por evitarle la situación de deterioro progresivo a la que la misma estaba evolucionando".

No obstante, el jurado cree que el procesado cometió los hechos "con su capacidad parcialmente mermada", algo en lo que "influyó su estado de depresión y el deterioro progresivo en el que se encontraba la víctima", sobre todo, desde el incidente que días antes de los hechos la había postrado en la cama, con una herida de arma blanca, "de la que no se descarta la autolisis". "La situación le desbordaba" al acusado.

Así lo ha expuesto el jurado en el juicio de la Sección Segunda de la Audiencia de Córdoba, que ha quedado visto para sentencia, después de declarar culpable de "la muerte intencionada y alevosa" al varón, con "situación de alteración parcial de las facultades" que "mermaban sus facultades psíquicas", a lo que añaden que no está probada "la colaboración activa, personal y directa" por el procesado "en el suicidio de su esposa que partía de la petición expresa, seria e inequívoca de esta al padecer muy graves y permanentes padecimientos dífíciles de soportar".

Además, han pedido que no se le conceda la suspensión de la pena, ni el indulto. Al respecto, la fiscal y la acusación ejercida por la Junta de Andalucía solicitan 20 años de cárcel, mientras que la defensa pide que se considere como un delito de cooperación al suicidio, con pena máxima de seis años.

Mientras, el acusado ha lamentado que "se digan cosas que en realidad no han pasado", porque "la quería con locura" y ella le pidió "varias veces que no quería vivir", según su testimonio, en el que ha manifestado que el tambien se iba "con ella". "Mi vida ya no tiene sentido", ha dicho.

Previamente, el martes declaró que cometió los hechos "por amor" tras admitir que la enfermedad que sufría ella lo "destrozó". "Me enloqueció verla en esa situación", subrayó. El procesado relató que no sabe qué le pasó a él para llegar a asesinarla, a la vez que ha afirmado que quiso terminar con su vida tras hacerlo con la de su mujer, porque "sin ella la vida no tiene sentido".

"La quería con locura", mantuvo el hombre, destacando que los 61 años de convivencia fueron "maravillosos y felices", pero "la enfermedad maldita me destrozó". Así, visiblemente emocionado, se confesó "culpable de los hechos".