Urbanismo

Las parcelaciones de Córdoba afrontan un verano con agua tras dos con los pozos secos

Las intensas lluvias de marzo también alivian a los núcleos de parcelas donde no cuentan con agua potable

Los representantes vecinales llaman al ahorro y piden no lanzar campanas al vuelo

Una mujer llena una garrafa de agua en una fuente pública de una parcelación de Córdoba.

Una mujer llena una garrafa de agua en una fuente pública de una parcelación de Córdoba. / A. J. GONZÁLEZ

Noelia Santos

Noelia Santos

Cuando ya han transcurrido un par de semanas desde las intensas lluvias de Semana Santa y con un calor casi sofocante protagonizando la actualidad meteorológica, casi nadie se acuerda ya de ese Guadalquivir colmado y esos paraguas que no se cerraban. Las intensas precipitaciones caídas en el mes de marzo (se triplicó la media del mes según los registros) han alejado de la provincia de Córdoba el fantasma de la sequía e incluso permitirán abrir el grifo en la zona norte, cosa que hace un par de meses parecía casi imposible. Pero hay otras zonas de Córdoba que también ansiaban la lluvia con ganas, las parcelaciones. Tanto en 2022 como en 2023, los vecinos de estas zonas alertaban de que sus pozos se estaban quedando vacíos y de que, casi con total seguridad, habría que transportar agua en camiones cisterna para paliar ese agostamiento en los calurosos meses de verano. Este año, sin embargo, todo apunta a que los pozos aguantarán y que no habrá que llevar camiones gracias, precisamente, a esas precipitaciones primaverales.

Lo confirma el presidente del Consejo del Movimiento Ciudadano (CMC), Juan Andrés de Gracia, que apunta que, «con toda la lluvia del año, especialmente del último mes, los pozos están recuperados para este año». Sí recuerda que la recuperación del agua en los pozos no se hace de forma inmediata, es decir, que no llueve y se llenan, sino que esas lluvias deben ir calando para que empiecen a recuperar agua. Es algo importante que esto ocurra pues, incide De Gracia, «la gente que vive en estas zonas necesita los pozos». El agua de estos pozos no se usa para consumo, pues no cuenta con la calidad necesaria, pero sí se emplea en higiene, en el riego y también, por qué no decirlo, en el llenado de piscinas.

Eso sí, tanto el presidente del CMC como el resto de fuentes consultadas para esta información alertan de que el hecho de que los pozos estén más o menos en niveles aceptables no significa que pueda darse un consumo desaforado.

Situación en Trassierra

El presidente del Consejo de Distrito Trassierra, Juan Manuel Luque, explica que en esta zona los pozos sí que están mejor que el año pasado, «pero tampoco como para lanzar las campanas al vuelo». En la zona de Trassierra, cuenta Luque, tampoco ha llovido tanto y a eso hay que sumar el enorme déficit de años anteriores, lo que implica que la tierra estuviera muy seca y que la filtración tampoco haya sido excesiva.

Un hombre llena una botella de agua en una fuente pública de una parcelación.

Un hombre llena una botella de agua en una fuente pública de una parcelación. / A. J. GONZÁLEZ

En Trassierra hubo pozos que casi se secaron el año pasado, llegando a estar al 5% o 10%, ahora, asegura el presidente del consejo de distrito de la zona, están entre un 35% y un 40%. Por esto mismo, Luque insiste en que «si lanzamos campanas al vuelo es malo, porque dejamos de tener el miramiento que hemos tenido en sequía». En años anteriores, con la sequía, mucha gente dejó de llenar las piscinas o de tener huertos, y eso, considera Luque, «está bien que se siga haciendo. Si nos creemos que ya no tenemos problema y llenamos piscina o ponemos huertos, volveremos a la situación anterior».

En Trassierra tienen además el hándicap de que solo cuentan con una fuente pública en la que llenar garrafas, la que está en el núcleo de la barriada, pero en el entorno no es posible al no existir las canalizaciones. Para consumo, detalla Luque, lo que se hace es comprar agua mineral y el pozo se usa «para cuatro cosas», la ducha o lavar, «pero tampoco podemos abusar porque los manantiales han estado muy secos y no sabemos qué calidad ni qué nivel de contaminación puede traer».

Otras zonas

La situación es algo distinta en la zona de El Higuerón. Juan Carlos Montero, representante en la Comisión de Periferia del Consejo del Movimiento Ciudadano del Distrito de El Higuerón, comenta que muchos vecinos de la zona le han confirmado que los pozos «se han recuperado bastante», también debido al hecho a que están muy pegados al río y esa recuperación es mucho más rápida.

Una mujer llena una garrafa en una fuente pública de una parcelación.

Una mujer llena una garrafa en una fuente pública de una parcelación. / A. J. GONZÁLEZ

Pero como señalaban tanto De Gracia como Luque, Montero manifiesta que «no hay que confiarse» y que hay que hacer «un uso respetuoso del agua». «Lo que no podemos es tirar el agua cuando tenemos antecedentes como los que tenemos. El año pasado lo pasamos bastante mal», recuerda el representante vecinal. Como ocurre en Trassierra, en las parcelaciones del entorno de El Higuerón el uso del agua de los pozos es limitado. Montero explica que el uso depende del ámbito familiar de cada parcela y que quienes no tienen mucha demanda de mucha agua suelen usar las fuentes públicas, mientras que hay quienes tienen contratados las típicas fuentes de agua potable que reparten en las propias viviendas.

Sobre las fuentes públicas, aquí no ocurre como en Trassierra y sí que hay bastantes a las que acudir. Son entre siete u ocho las fuentes públicas gestionadas por Emacsa las que hay en la zona y están situadas estratégicamente para que tampoco haya que hacer desplazamientos muy largos. Además, Montero comenta que el hecho de que estén pegadas a la carretera supone que las fuentes las usen no solo los vecinos de las parcelaciones, sino mucha gente de fuera.

El dato

Las cifras apuntan a que, de 11.000 viviendas que puede haber en las parcelaciones de Córdoba, la mayoría, 9.000, no cuentan con agua potable. 

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