Medio ambiente

Las Lagunas del Sur de Córdoba reviven con el agua de la primavera

El Rincón, seca desde 2021, empieza a recuperar su lámina con unos centímetros

Zóñar y Amarga son las que mejor están tras las lluvias de la última semana

Rafael Verdú

Rafael Verdú

Hasta hace pocos días, el panorama era desolador en algunas de las Lagunas del Sur de Córdoba, espacios protegidos con un alto valor ecológico que sirven de lugar de nidificación y reproducción de especies de aves migratorias y sedentarias. La falta de lluvias durante los últimos cinco años había llevado a algunas a perder un gran volumen de agua; otras, como la del Rincón, sencillamente se habían secado y llevaban años así, en una situación que no se veía desde la sequía de 1994.

Ahora todo ha cambiado y las lagunas cordobeses, tanto las que tienen alguna figura de protección como las que no, han recuperado su lámina de agua en mayor o menor medida. Y lo han hecho justo a tiempo para la temporada de cortejo de las aves, como explica el director conservador de las Lagunas del Sur de Córdoba, Juan de la Cruz.

Los espacios protegidos con la figura de Reserva Natural son seis: Zóñar (Aguilar), Rincón (Moriles), Amarga (Jauja), Salobral (Luque), Jarales (Lucena) y Tíscar (Puente Genil). Hay en torno a una veintena más repartidas por toda la mitad sur de la provincia, aunque ya sin el mismo grado de protección.

Acuíferos

De la Cruz explica que tres de estas seis láminas de agua tienen la singularidad de que se alimentan del acuífero en mayor medida que de las escorrentías, de modo que tardarán un poco más en recibir los caudales de las últimas lluvias. Son Amarga, Zóñar y Rincón. Esta última es que la menos ha notado las lluvias, pero aún así ha ganado unos centímetros de altura después de que se secara por completo en septiembre de 2021.

«Zóñar y Amarga son un acuitardo, lo que significa que tardan semanas o meses en notar las fuertes precipitaciones», apunta De la Cruz. Aun así, Zóñar ha ganado medio metro de altura hasta los 10,5, sobre un máximo nivel de 16; y Amarga otros 30 centímetros. Y eso sólo por las escorrentías.

La laguna de Zoñar en Aguilar.

La laguna de Zoñar en Aguilar. / Cristóbal Reina

En cuanto a las estacionales, Tíscar tiene ya más de un metro de profundidad. Los Jarales y Salobral, por el contrario, sólo se han encharcado un poco, pero aún así es una mejoría con respecto a lo que había antes.

Un caso singular es el de la laguna de Jarata, en Montilla, en la que la Junta terminó una labor de restauración y de retirada de sedimentos acumulados que ha permitido a este espacio recuperarse como nunca. Tanto que, asegura el conservador, ahora mismo está aliviando agua.

Intervenciones

El proyecto de reforma del Jarata servirá de modelo para intervenir de forma parecida en las seis lagunas protegidas, que acumulan sedimentos en sus fondos y reducen la profundidad del vaso. Se hará, apunta De la Cruz, con fondos europeos que ya han sido asignados y que deberían estar concluidos en torno a finales del año que viene. La Junta de Andalucía está redactando actualmente los proyectos de restauración de los espacios naturales.

Ahora toca que las aves acuáticas vuelvan a hacer de estos espacios su casa. «Estamos en periodo de cortejo de las aves acuáticas y necesitan unos hábitats de humedales con agua que permitan completar el ciclo», explica De la Cruz. Tras ese cortejo, en el que los machos de algunas especies son capaces incluso de cambiar de color partes de su anatomía, vendrán las fases de reproducción, nidificación y finalmente la cría. Para todo ello necesitan una vegetación de ribera que les sirva de refugio, y esta a su vez no puede existir sin el agua que las lagunas han comenzado a recuperar.

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