REPORTAJE

Un abuelo y su nieto, dos voluntarios de Cruz Roja con vocación de enseñar

El abuelo Manuel, de 71 años, y su nieto David, de 19, profesor jubilado y estudiante de Magisterio, colaboran con Cruz Roja y juntos trabajan para combatir la brecha digital 

Manuel y David, voluntarios de Cruz Roja en Córdoba.

Manuel y David, voluntarios de Cruz Roja en Córdoba. / Óscar Barrionuevo

Llevan la vocación de enseñar en la sangre y juntos han aprendido a compartir lo que saben con los demás. Manuel Rojas ejerció como profesor de matemáticas en el colegio La Salle de Córdoba durante 43 años hasta que se jubiló. De niño, soñó con ser médico, «pero cuando llegó la hora de elegir, decidí hacer Magisterio y no me arrepiento», afirma convencido. La idea del voluntariado también le rondó siempre por la cabeza, de hecho, en los años 70, durante el servicio militar, fue voluntario con Cruz Roja como sanitario.

Manuel y David, en un taller en la sede de Cruz Roja.

Manuel y David, en un taller en la sede de Cruz Roja. / Óscar Barrionuevo

Entregado a su familia, como muchos abuelos han tenido que echar una mano a sus hijos para conciliar hasta el punto que su mujer y él casi han criado a sus cuatro nietos. Uno de ellos, David Panadero, ha seguido los pasos de Manuel, también maestra, y ahora estudia Magisterio, segundo curso. «Siempre tuve clara mi vocación, es lo que he visto desde siempre en casa, me encanta la docencia», explica sincero. 

David aspira a ser un profesor cercano como su abuelo, que para él es la voz de la experiencia

Chaval inquieto, el mismo día que cumplía 18 años acudió a Cruz Roja para hacerse voluntario. «Fui con mi abuelo porque él tiene un amigo allí y cuando estábamos en la entrevista, una de las personas que nos atendió le convenció para que él también se apuntara». Según Manuel, él iba para que su nieto no fuera solo, «pero cuando me lo dijeron, no me pude negar». Ahora está encantado de poder seguir con un trabajo que siempre le granjeó muchos momentos de felicidad. La prueba de ello, según su nieto, es que «todos los alumnos que lo han tenido como profesor se acuerdan de él y lo saludan, se nota que lo quieren que ha sido una persona cercana, yo admiro eso y me gustaría ser ese tipo de profesor también». 

Para David, su abuelo, al que está muy unido, es «un ejemplo a seguir, la voz de la experiencia y una persona a la que me gusta escuchar cuando tengo alguna duda». 

La función de ambos en Cruz Roja está relacionada con lo que los dos saben hacer mejor, enseñar. «Este año, estamos en el programa Clicka, y lo que hacemos es impartir talleres a personas que tienen dificultades en el manejo de las nuevas tecnologías, para mejorar sus competencias digitales», explica David, «es bonito porque ves que pueden desenvolverse mejor». El nieto es quien organiza los talleres y el abuelo actúa como apoyo. «Para mí es una experiencia muy gratificante porque me permite además practicar en algo parecido a lo que será mi profesión en el futuro», comenta, «y si además es con mi abuelo, mejor que mejor».

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