Los beneficiarios

Un soplo de aire fresco ante la falta de recursos

El verano resulta terrible para muchas personas vulnerables en Córdoba

Una pequeña ayuda puede ayudarles a hacer más llevaderos estos meses

Carmen García recibe un ventilador de Cruz Roja.

Carmen García recibe un ventilador de Cruz Roja. / MANUEL MURILLO

Cristina Ramírez

Cristina Ramírez

Carmen García es una vecina de 77 años del barrio de Las Moreras de Córdoba. Vive sola, tiene una pensión no contributiva y hace malabares para llegar a fin de mes. Su casa dispone de aire acondicionado pero no puede ponerlo por el coste que supone en la factura de la luz. Ayer recibió la visita de los voluntarios de Cruz Roja, les recibió con alegría y dando las gracias por el ventilador y la comida que le entregaron.

Pasar el verano con las altas temperaturas que se viven en Córdoba «para mi es mortal porque me encuentro que tengo de todo», dijo ayer la beneficiaria, refiriéndose a su salud, a lo que sumó la difícil situación económica que atraviesa. «No puedo poner el aire porque no tengo dinero para pagarlo, eso está ahí de muestra», confesó. Cruz Roja y Servicios Sociales le ayudan a hacer frente a los recibos pendientes pero no quiere abusar.

Carmen contó ayer que tiene cotizados más de doce años pero que «no pude seguir trabajando porque empecé a tener problemas en la columna». Toda su vida, desde poco más de los 10 años, ha estado trabajando, primero en el campo y después limpiando para mantener a sus 8 hijos que ahora no viven con ella. «He fregado mucho en muchos pisos. He llevado cuadrillas enteras. Yo era una fiera trabajando», recalcó. Actualmente su pensión ronda los 480 euros. «No tengo nada de fruta en el frigorífico pero soy muy alegre y con eso me vale», asintió. 

Por todo esto, la cordobesa agradece enormemente la ayuda que le presta la institución de ayuda humanitaria, que en invierno también le ofreció un calefactor eléctrico para ayudarla a combatir el frío.

Los voluntarios lo hacen posible

Detrás de esta labor hay un equipo humano detrás que lo hace posible con su entrega, más allá de la financiación. Es el caso de Diego y Antonio, dos hermanos que colaboran desde hace más de doce años, adscritos al programa de mayores. «Les ofrecemos acompañamientos, les ayudamos en gestiones administrativas, les llevamos al ambulatorio...» explicaron. Uno de los voluntarios justificó su implicación diciendo que «un día necesité la ayuda de Cruz Roja, me atendieron fabulosamente y, desde entonces, colaboro con ellos cuando puedo».

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