REPORTAJE

Un trabajo de medio siglo que continúa por la misma senda

El CEIP Condesa de las Quemadas sigue en su empeño por mantener una «familia» unida y entregada al proyecto educativo

Actividad de alfarería organizada por el 50 aniversario del centro.

Actividad de alfarería organizada por el 50 aniversario del centro. / Óscar Barrionuevo

Cristina Ramírez

Cristina Ramírez

Las paredes del Colegio de Infantil y Primaria (CEIP) Condesa de las Quemadas tienen mucho que contar, y es que este año el centro cumple medio siglo desde que se abrió en el curso 1972/1973, como Colegio Nacional Mixto Huerta Traslapuerta, nombre que llevó durante muy poco tiempo, pasándose a la actual designación. No hay escritos que lo confirmen, pero todo parece apuntar a que con esta denominación rindieron homenaje a la segunda condesa de las Quemadas, María Beatriz Losada y González de Villálaz, quien cedió los terrenos en los que se edificó el centro educativo. 

Desde el inicio de su andadura, el Condesa de las Quemadas ha vivido muchos avances y cambios hasta convertirse en lo que es hoy, un centro consolidado, con un claustro de profesores cohesionado y entregado al proyecto educativo que integran y con un alumnado y un entorno familiar que contribuye a ello, algo en lo que coinciden la actual y anteriores direcciones del centro.

En la actualidad, según detalla la directora, Ana María Castelló, este colegio público cuenta con 20 unidades repartidas entre doce de Primaria, cinco de Infantil, dos de apoyo a la integración (Pedagogía Terapéutica), otra más de Audición y Lenguaje, y una última de Educación Especial Específica. Pero para alcanzar todo esto ha sido necesario el esfuerzo de muchos docentes y familias. El edificio de la calle Murcia, donde se encuentra ahora el centro educativo, se amplió con otro en 1985 para impartir Preescolar y toda la EGB. Después, como consecuencia de la reorganización de centros Logse, en el año 2005 este edificio anexo se separó del colegio y se convirtió en el actual IES Rafael de la Hoz, y el edificio principal se reformó para convertirse en un centro con una línea de Infantil y dos de Primaria. 

Escolares del Condesa de las Quemadas en el año 2010.

Escolares del Condesa de las Quemadas en el año 2010. / A.J. González

En el curso 2009/2010 se inició una segunda línea de Infantil, tras unas obras de adaptación y se construyó, quitando un trozo del patio, un nuevo edificio que albergará el comedor y la biblioteca. Este avance fue un hito importante para el centro y también un reto, o al menos así lo recuerda su entonces director, Francisco García. «Aunque hoy en día no se conciba un colegio sin esto, en su día costó trabajo, sobre todo, porque había familias que no estaban de acuerdo», apunta García. 

Ese mismo curso se abrió también una unidad específica de alumnado con trastornos del espectro autista. «No estábamos preparados para tener un aula de autismo, pero buscamos encuentros, pedimos apoyo a las administración y, en poco tiempo, de alguna manera todo el profesorado conocía el mundo del autismo, para integrar a esos alumnos», recuerda con emoción Francisco García, que fue director desde el año 2000 hasta su jubilación, en 2014. García recuerda su paso por el Condesa como uno de los momentos de su vida profesional «más llenos de vida, de ilusión, de proyectos, aunque con muchas dificultades», cuenta el docente. Entre sus objetivos como director, indica, también estuvo incentivar la lectura. Desde su visión durante los años que ha ejercido en el centro, «hemos tenido la suerte de tener un claustro muy cohesionado y que sabía actuar, dar el callo, le dolía y quería al colegio», asegura. Algo en lo que coinciden el equipo docente que se tomó el relevo, al mando de Juan Antonio Cruz, y también la actual directora.

Docentes actuales y antiguos coinciden en la calidad humana de las personas que componen el colegio

«El Condesa me ha permitido desarrollar mi labor profesional en un entorno humano muy acogedor, he sentido el cariño y la cercanía de alumnos, familias y compañeros», ha añadido el que fue director hasta el curso pasado, cuando se jubiló. «La esencia de un centro educativo la construyen y constituyen las personas que lo forman y lo han ido conformando a lo largo de su historia», asiente Cruz. Como el del resto de equipos directivos que han pasado por el centro, Juan Antonio Cruz siempre ha fijado el objetivo de «afianzar al Condesa de las Quemadas como un centro público referente en la zona», algo que ha conseguido y muestra de ello son los resultados académicos que obtienen los alumnos y la demanda que tiene de familias que lo eligen para la educación de sus hijos.

Aunque a lo largo de los 50 años del colegio han querido mantener en pie valores que los definen, «la escuela, como reflejo de la sociedad, ha experimentado un cambio significativo en estos años. Nuestra escuela ahora es mucho más participativa. Se han implementado nuevos modelos de enseñanza y aprendizaje», apunta Cruz. 

Claustro de profesores junto al padre Trinitario Manuel Fuentes, a mediados de los 80.

Claustro de profesores junto al padre Trinitario Manuel Fuentes, a mediados de los 80. / CÓRDOBA

Ana Castelló asegura que sigue en esta línea de trabajo, aunque llevando el centro «un paso más allá, con nuevas metodologías, sobre todo, con la digitalización. Estamos apostando fuerte por ello, con actividades que motiven a los niños». La directora también hace alusión a la importancia de la integración y la buena relación y predisposición de las madres y padres a través del AMPA. «Creo que la relación de la comunidad educativa de el Condesa es ejemplar», reitera la docente.

Son ya un total de 50 generaciones las que han pasado por las aulas del centro. Los antiguos alumnos recuerdan con nostalgia esos pasillos que ahora lucen muy diferentes. Algunos incluso los vuelven a pisar ahora cada día desde el otro lado, el de la docencia. Es el caso de Remedios Riballo, que tenía claro desde hace tiempo que tenía que volver, y desde hace siete años ejerce como maestra en el centro. «Ejercer aquí ha sido mi gran ilusión desde pequeña. Llegué incluso a hacer prácticas universitarias el primer año», dice. Remedios Riballo destaca el compañerismo, cariño que trasmite la «familia del Condesa» y que abarca a padres, alumnado y profesores. Eso se transmite», cuenta la profesora. Paco Sánchez es otro antiguo alumno que ahora forma parte del claustro de profesores. Como Remedios, afirma que el centro «no tiene nada que ver» con lo que era cuando ambos eran escolares. «Siempre he vivido en el barrio y tengo grandes recuerdos de mi colegio, de excursiones, fiesta de fin de curso, etcétera. Volver al centro 30 años después y hacerlo como maestro era algo que no esperaba, aunque lo había solicitado nunca pensé que acabaría aquí», explica con cariño el docente. 

Alumnos y maestras durante la entrada al colegio.

Alumnos y maestras durante la entrada al colegio. / Óscar Barrionuevo

Los alumnos actuales tampoco tienen queja de la que es su segunda casa. Pablo Romero, alumno de quinto, dice que lo mejor del cole son los amigos y que lo único que falta es un gimnasio. El AMPA y las familias también han sido a lo largo de estos 50 años un gran apoyo, que ha facilitado la labor del profesorado. Jorge García, antiguo alumno y ahora padre, ha presidido el AMPA durante toda la etapa educativa de su hija. García ha destacado el vínculo que ha tenido la asociación de madres y padres con el colegio y las distintas actividades que han llevado a cabo para impulsar avances como la adquisición de pizarras digitales, aires acondicionados para el centro, materiales, etcétera. 

Para conmemorar el medio siglo de historia, el equipo del CEIP Condesa de las Quemadas lleva meses preparando exposiciones, encuentros, torneos, un anuario, actividades de grafitis o alfarería. Todo ello, para que los pequeños conozcan las raíces de su colegio y celebren su larga trayectoria.

Suscríbete para seguir leyendo