ECONOMÍA

La jornada de 4 días: entre las dudas de los empresarios y el optimismo sindical

López Magdaleno califica la propuesta de «disparate» y en el metal la ven «inviable»

Actividad en una empresa, en una imagen de archivo.

Actividad en una empresa, en una imagen de archivo. / A.J.GONZÁLEZ

Pilar Cobos

Pilar Cobos

El impulso de un proyecto piloto para estudiar la viabilidad de la jornada laboral de cuatro días a la semana en pequeñas y medianas empresas industriales ha despertado rechazo entre una parte del tejido productivo de Córdoba, que entiende que supondrá un incremento de costes para los negocios, pero también optimismo en los sindicatos UGT y CCOO, que destacan el avance social que supone la medida.

El empresario Isidro López Magdaleno, que preside la comisión de Industria y Energía de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO), entiende que la propuesta «es un disparate de la forma que lo están planteando» y recuerda que «la reducción de jornada ya existe».

CECO no se ha pronunciado sobre esta iniciativa en los últimos días. El pasado mayo, con motivo de la celebración en Valencia de la primera Cumbre Internacional sobre la Semana Laboral de Cuatro Días, el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, opinó que la implantación de la jornada de 4 días se enmarca en «los debates para ganar elecciones» y afirmó que «en estos momentos, son necesarios cinco días».

En esta línea, López Magdaleno valora que la iniciativa del Gobierno de España «consiste en implantar una reducción de jornada, pero que lo pague el empresario», ya que una de las condiciones es que los trabajadores mantengan sus salarios. En concreto, las bases del proyecto, publicadas el viernes pasado, indican que las empresas participantes tendrán que implementar medidas para aumentar su productividad, con objeto de compensar los sobrecostes salariales. De hecho, el Gobierno de España ha destinado 10 millones de euros a la iniciativa, para apoyar con hasta 150.000 euros los costes salariales y otros en los que incurran los participantes para hacer viable el cambio. Estos deben comprometerse a reducir la jornada a tiempo completo un mínimo de un 10% a la semana durante, al menos, dos años.

A juicio del presidente de la comisión de Industria y Energía de CECO, «ese 20% más que le va a subir todo a la empresa, lo tiene que repercutir en su producto. Lo vamos a pagar todos cuando vayamos a comprar».

«Es como subir la nómina»

En la misma línea, el empresario Ludwig Wagner, que preside la Asociación Provincial de Empresarios Metalúrgicos (Asemeco) y acaba de asumir la misma responsabilidad en Femeco, la patronal del metal en Córdoba (que aglutina a Asemeco, electricistas, automoción, joyería y fontanería), entiende que «es como una subida de un 20% en la nómina. Es poco viable en la situación que estamos, con subidas de materiales y de la luz, y la inflación». A esto añade que «tenemos muchos problemas para encontrar profesionales cualificados y en ocasiones trabajamos a turnos, tendríamos que contratar más personal y no hay cualificado, bajaría mucho la productividad», lamenta.

Asfaco

De su parte, Jesús Coca, presidente de la Asociación de Fabricantes y Empresas de Servicios (Asfaco), augura que «es una cuestión tan concreta, que dependiendo del sector podrá tener un buen resultado o no. Hay sectores en los que será completamente imposible aplicarla», admite en alusión a la jornada laboral de cuatro días.

Coca señala que el cambio, además, «necesita de la corresponsabilidad del trabajador, porque el trabajo hay que sacarlo». También opina que, por ejemplo, entre los profesionales liberales podría existir la posibilidad de implantarla, «pero en otros sectores como el industrial y la construcción es muy complejo».

La jornada intensiva por calor

El secretario de Acción sindical de UGT, Jaime Sarmiento, recuerda que hace dos décadas también despertaba dudas la implantación de la jornada intensiva en la construcción en verano, pero ahora es aceptada. Este responsable sindical manifiesta que en UGT «veníamos reclamando desde hace tiempo la reducción a 32 horas semanales sin pérdida de poder adquisitivo» y puntualiza que, en España, «la experiencia es mínima». De este modo, este modelo ha sido implantado en empresas de Jaén y Barcelona, y «no hay pérdida de la productividad», por lo que «estamos pidiendo la aplicación para todos los sectores económicos».

Jaime Sarmiento afirma que el empleo ha caído un 17% en la industria y subraya que «hay que robotizar, modernizar y ser competitivos, pero también hay que mirar la solidaridad y el trabajo». Este sindicato reclama, además, la recualificación de las plantillas.

Por otro lado, la secretaria de Empleo de CCOO, Ana Belén Acaiña, apunta a los sectores de la industria y las nuevas tecnologías como aquellos en los que «quizá sea más viable la implantación de este tipo de jornadas».

Esta responsable sindical hace hincapié en que «cualquier cosa que implique mejorar las condiciones laborales es ganar en producción» y lamenta que «quizá en Córdoba tengamos empresas muy atascadas en el pasado, pero se debería implantar porque ganarían las empresas y las personas trabajadoras». Ana Belén Acaiña defiende que «muchas veces se rinde muchísimo mejor en mejores condiciones laborales que bajo un estrés continuo».

«Es un disparate. Consiste en implantar una reducción de jornada y que lo pague el empresario»

Isidro López Magdaleno

— Pte. de la Comisión de Industria de CECO

«Es como una subida de un 20% en la nóminas. Poco viable en la situación que estamos de subida de materiales y de la luz»

Ludwig Wagner

— Presidente de Femeco

«Es un cambio muy complejo. Una cuestión tan concreta que en función del sector podrá tener buen resultado o no»

Jesús Coca

— Presidente de Asfaco

«Estamos pidiendo la aplicación para todos los sectores económicos. Los trabajadores rinden más y es un paso positivo»

Jaime Sarmiento

— Secretario de Acción Sindical de UGT

«Los sectores de la industria y de nuevas tecnologías son quizá donde sea más viable la implantación»

Ana Belén Acaiña

— Secretaria de Empleo de CCOO

Suscríbete para seguir leyendo