La comunidad ucraniana afincada en Córdoba lleva ya más de una semana viviendo de lejos el conflicto armado en su país. Con preocupación por los familiares que siguen en Ucrania o que intentan salir de allí, los ucranianos en Córdoba intentan ayudar de la forma que sea, aunque sea a miles de kilómetros.

Hace pocos días consiguieron disponer de un local en la avenida de Guerrita, en el centro de negocios Azahares, pero la respuesta de Córdoba los ha dejado rápidamente desbordados. Lo cuenta a este periódico Ana, una ucraniana de 42 años que lleva más de 20 viviendo en Córdoba.

"Necesitamos un lugar accesible", explica. En estos momentos, la comunidad ucraniana se afana por coordinar toda la ayuda que llega, recepcionarla, organizarla y enviarla hasta Polonia y apenas "tenemos tiempo". Es por eso que buscan un local grande, de fácil acceso para los voluntarios y donde cargar sin problema los camiones.

Explica Ana que no les vale una nave en un polígono industrial, por ejemplo, porque hasta allí es mucho más complicado desplazarse. Reconoce que le han llegado propuestas de varias personas que le ofrecen espacio de forma temporal durante una jornada, pero recuerda que ellos trabajan en este objetivo las 24 horas del día.

Lo que Ucrania necesita

También se intenta afinar mucho más en cuanto a los productos que se pueden donar. Aunque en un primer momento todo viene bien, una vez establecido el punto de recepción, los objetos a recibir empiezan a ser más concretos.

Ana explica que, por ejemplo, en este momento no hace falta ropa (se han cargado cajas y cajas), pero sí son necesarias medicinas y medicinas "de todo tipo". Arístides Bermejo, que ha coordinado también la recepción de ayuda en la iglesia de San Hipólito, dice que los antibióticos son bien recibidos, pero también complicados de conseguir aquí en España porque es obligatoria la receta. Pero sí se pueden donar paracetamol, ibuprofeno y todo tipo de material para heridas (como vendas).

En cuanto a la comida, lo mejor es llevar latas que puedan consumirse directamente. Aunque insisten en que todo es bien recibido, recuerdan que hay cosas que no tiene sentido enviar. Por ejemplo, legumbres crudas o pasta no son bienvenidas porque allí no hay formas de cocinarlas. En cualquier caso, todo se recepciona y si no se envía hasta Polonia se queda aquí y se da al banco de alimentos.

Cáritas solicita donativo económico

Por su parte, Cáritas Diocesana de Córdoba se ha sumado a la campaña de emergencia puesta en marcha por Cáritas Española, #CáritasConUcrania. La organización solicita donativo económico ya que considera que los bienes donados en especie en España pueden no ser adecuados a las necesidades de la población y a la situación humanitaria y logística en el terreno.

Desde Cáritas han explicado que "las aportaciones económicas son más eficientes, ya que los bienes donados individualmente pueden suponer costes y dificultades administrativas logísticas adicionales" (necesidad de embalaje, trámites aduaneros suplementarios, fecha caducidad en alimentos y medicamentos).

"En una situación de conflicto como la que están viviendo en Ucrania, todas las personas y las comunidades poseen capacidades de respuesta a pesar de su vulnerabilidad. Las aportaciones económicas permiten la compra en mercados locales, ayudando a la activación de la economía", han incidido desde Cáritas.