Ana tiene 42 años y lleva 21 en España. Está casada con un cordobés y tiene un hijo con sangre mitad española y mitad ucraniana. Su madre, procedente de Lutsk, una región próxima a la frontera con Polonia, vive con ellos y esta mañana a las seis recibió las primeras llamadas de teléfono de sus hermanos llorando, para informarles de que los peores presagios se habían confirmado. "Estamos en shock, no esperábamos un ataque tan brutal, estábamos confiados en que la vía diplomática daría algún resultado, pero no estábamos preparados para algo así", afirma Katerina, la madre de Ana, compungida por las noticias que desde esta madrugada recibe de la televisión y a través del wasap de los suyos en Ucrania.

Hacía días que tanto ella como el resto de amigos ucranianos residentes en Córdoba esperaban el día de hoy con entusiasmo para acudir al partido de baloncesto que enfrentaría a sus dos países, pero nunca imaginaron que un día feliz se truncara de esta manera. "Íbamos a animar a los dos porque tenemos el corazón dividido entre uno y otro", explica Ana, aún impactada tras hablar por teléfono con amigas y primas que viven en su país de origen. "Llevamos todo el día llorando, mi madre me llamó muy temprano para decirme que la guerra había empezado y no lo podía creer, ni siquiera los que están allí lo esperaban, hace un día mis amigas me decían que su miedo era a morir de hambre porque los precios estaban subiendo tanto que no podían comprar nada, no creían que pudieran bombardear", confiesa, "era una amenaza, pero había esperanza en que no ocurriría". Pese a la lejanía de la frontera con Rusia, le consta que ya ha habido bombardeos cerca porque hay un aeródromo militar.

Antes del partido, un grupo nutrido de ucranianos de Córdoba, con sus familiares y parejas de aquí, se han reunido en la avenida Gran Vía Parque para estar juntos en un día tan complicado para todos. "Estar unidos reconforta un poco", confiesa Elena, una joven ucraniana que llegó a Córdoba hace seis años. "Me han llamado mis amigas, mi madre, mi suegra, muy preocupados por lo que está pasando, mi madre trabaja en un hospital y se ha enterado allí, tenemos una sensación terrible, estamos tan lejos que no podemos ayudar, es muy doloroso".

Un grupo de ucranianos residentes en Córdoba antes de acudir al partido de baloncesto de esta noche. Manuel Murillo

Juanfran es cordobés. Su novia, Ana, es ucraniana, de Kamianets-Podilskyi y también ha acudido a reunirse con ellos para ofrecerles su apoyo. "Son una gente maravillosa, muy acogedora", afirma, "he estado allí con mi novia hace poco y solo tengo buenas palabras de ellos". Él, como el resto de presentes, está convencido de que las sanciones impuestas por la Unión Europea no surtirán ningún efecto en Putin y tampoco creen que Europa vaya a intervenir militarmente porque Ucrania no pertenece a la OTAN. "Va a ser una masacre, no tienen capacidad para reaccionar frente al despliegue militar ruso, habría que hacer algo cuanto antes o van a morir mucha gente indefensa", afirma sin dudar.

A su lado, una pareja del centro de Ucrania, que lleva más de 20 años en Córdoba, contiene la respiración mientras asiente con la cabeza. "Es un ataque brutal, pensábamos que podría haber algún bombardeo puntual en la frontera, pero está atacando todo el país, es una tragedia, una tragedia", señala mientras mira a su mujer, que contiene las lágrimas. Otro compatriota lamenta en voz alta: "Me gustaría poder ir a Ucrania para tomar las armas y luchar por mi país", afirma, "muchos ucranianos hemos salido fuera para trabajar y ahora faltarán manos para plantar cara a los rusos".

Según Katarina y Mauro, la madre y el marido de Ana, ya hay grupos de ucranianos y españoles en Córdoba organizando el envío de ayuda de todo tipo, desde fármacos a ropa o alimentos. "Lo que haga falta, vamos a enviar lo que podamos", explica Katarina, que agradece la respuesta solidaria de los españoles. A pocos minutos del inicio del partido, todos están convencidos de que se va a celebrar. "Los jugadores han dicho que quieren hacerlo por su país y nosotros vamos a estar con ellos", sentencia mientras lanzan un viva Ucrania en su idioma natal.