Mientras la reforma laboral ha lanzado al estrellato al diputado Alberto Casero --popular pero no mucho, decían los memes--, Partido Popular y Ciudadanos culminan una semana en Córdoba de cosecha y recolección. Las dos formaciones que sustentan el gobierno municipal han sacado adelante tres asuntos urgentes para la ciudad, haciendo bingo en la semana en que también se cumplía un año de la designación para la base logística del Ejército. El bingo, por la cuenta de la vieja, nos sale por un pastizal.

En primer lugar, se ha iniciado la tramitación de los presupuestos para el 2022 con 333 millones de unas cuentas que nacen --recordémoslo-- para ser ejecutadas, es decir, invertidas en calles y plazas, en empresas municipales y en proyectos que dinamicen la economía local y generen empleo.

A José María Bellido, como le pasó a Isabel Ambrosio, le sigue costando horrores echar la maquinaria administrativa a andar y gastarse el dinero de su propia previsión, algo difícil de entender para un ciudadano normal. En el 2021, por ejemplo, este equipo de gobierno logró ejecutar el 57% del presupuesto, acumulando 185 millones a estrenar -- ay, quién los cogiera-- en el cajón de la tesorería local.

En segundo lugar, esta semana se ha propuesto por fin la adjudicación del nuevo espectáculo de luz y sonido del Alcázar, que lleva sin ofrecerse tres años y restando enteros a la oferta nocturna de Córdoba, que ha perdido medio millón de turistas en la pandemia (volverán, ya lo verán). Si el contrato del espectáculo pasa el control de Intervención, se adjudicará por 15 años y con un incremento muy significativo del canon que deberá pagar al Ayuntamiento Letsgo Company, la empresa promotora que ha resultado ganadora del concurso. En concreto, abonará anualmente 95.000 euros más a las arcas municipales de lo que se solicitaba en el pliego de contratación.

Izquierda Unida, que ha sido azote de este contrato desde el inicio de su tramitación, ha sembrado dudas sobre esta cuestión y vaticina que a la empresa --con espectáculos de este corte en el Jardín Botánico de Madrid o en el Oceanográfico de Valencia-- no le van a salir las cuentas (no puede ampliar pases ni aumentar el precio de la entrada) y terminará yéndose de la ciudad.

El alcalde cerró la semana política el viernes poniendo fecha para finales de mayo a la apertura del Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones, un edificio reformado (y precioso, eso sí) que le ha costado a la ciudad 17 millones. Si a eso le sumáramos los 10 millones de euros de aquel Palacio del Sur, por el que ganamos una maqueta pero perdimos el norte, la guasa de que Córdoba cuente con un centro para grandes congresos nos habrá costado un total de 27 millones de euros, o, lo que es lo mismo, pero da más impresión, 4.500 millones de pesetas. Una fruslería de ná, calderilla.

El alcalde cerró la semana política el viernes poniendo fecha para finales de mayo a la apertura del Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones

La gracia, a partir de ahora, será poner ese mastodonte a funcionar, traer eventos de gran formato y pelearse con Ifema o Fibes por el pastel de los congresos, mientras cubrimos el expediente con Intercaza y el Salón del Estudiante. La gestión se hará desde lo municipal (se baraja crear una empresa al efecto), ya que el empresariado no encuentra la operación suficientemente atractiva como para bailar el binomio de la colaboración público-privada que tanto gusta al político de corte liberal. Echen también otro tanto para el mantenimiento del primitivo Pabellón Cajasur (Castillejo siempre pensó a lo grande), que con sus nuevas 6.000 ventanas (sic) va a necesitar una buena inversión en cristasol y mano de obra (esta sí, tirada de precio como denuncian, con más razón que un santo, las limpiadoras del SAS).

Con estas tareas emperejiladas, el regidor hará esta semana una escapada a Bruselas con la camiseta del PP y junto a otros colegas alcaldes como José Luis Martínez-Almeida o Francisco de la Torre para participar en la ofensiva popular --tachada por los socialistas de antipatriota y deseal-- contra el reparto de los fondos europeos que está haciendo presuntamente fatal el Gobierno de Sánchez. Número arriba número abajo, estamos hablando de 10.000 millones en un primer tramo. Calderilla.