El cóctel historia y políticos puede resultar más letal que el garrafón de discoteca, y convertir el Mercado Medieval en Mercado Renacentista ha sido una prueba de fuego ociosa e innecesaria para los concejales cordobeses de bien. Pobreticos ellos y pobrecitos los artesanos, que se han visto obligados a formar un lío gordo para vender los mismos jabones, quesos, productos de aloe vera y espadas de madera de todos los años, pero como si fueran novedad (renacentista, entiéndase). Y encima habrán tenido, digo yo, que tunear los disfraces de trovador por algo más del siglo XV, y cambiar el mester de juglaría por el entremés cervantino, y así hasta el infinito y más allá. Es que no hay derecho y, sobre todo, no había necesidad. Si ya nos habíamos liado durante años con ese Medievo más de Valladolid que de la Córdoba emiral, ¿a qué avanzar en la cronografía local?

Autocrítica: tampoco hemos contribuido los medios a clarificar, cuando no a confundir más, y hemos llegado incluso a ilustrar algunas informaciones del evento con fotos del año 2014, cuando el mercado medieval de Córdoba fue mercado dedicado a la Roma Imperial. ¡Ay!, ese auriga (ahora ya del Renacimiento, se entiende) dirigiendo a su caballo por el Puente Romano como si.

Los de la canalla nos hemos echado unas risillas (los historiadores habrán llorado nada más) a cuenta de algunos errores de esos de racord de película de romanos con reloj de pulsera a cuenta de la empanada (gallega y en este caso renacentista) que nos hemos montado al mezclar los siglos del Renacimiento con los del Siglo de Oro, Cervantes con Góngora (renacentista por obra y gracia de este mercado local) y Pfizer con Moderna, con lo malo que es, al fin y al cabo, ya lo sabemos todos, mezclar.

El colmo del lío, el de la concejala que organiza la cita, Marián Aguilar, que a lo Michael J. Fox viabaja al futuro en un solo tuit: «Presentación del Mercado Medieval. ¡Atrévete a disfrutar una aventura en el Siglo de Oro!» En la misma sintonía invitaba Isabel Albás a sus seguidores a «un viaje» sideral, casi lisérgico, mientras que los del PSOE ahorraban sofocones a los historiógrafos con un sencillo «siglos atrás» y chimpún. Mejor así.

A otra cosa mariposa. Esta semana se ha hecho público el auto judicial del caso Infraestructuras, que investiga el posible amaño de contratos en el Ayuntamiento de Córdoba durante el año 2020. Curiosamente, el auto se ha conocido casi dos meses después de que lo dictase el juez el 25 de noviembre (se habrá perdido, digo yo, en el camino telemático o literal entre la Ciudad de la Justicia y el Ayuntamiento).

En todo caso, el auto llegó a Capitulares este miércoles, día de la huelga de letrados, cuando estaba prevista la declaración de uno de los dos imputados, el técnico municipal, que se tuvo que cancelar. Además de este trabajador, está siendo investigada la excoordinadora general del área, cargo político nombrado por Ciudadanos y que fue cesada tras conocerse el informe de la Fiscalía. Por cierto, que queda que este ministerio se pronuncie sobre otros contratos del mandato anterior que el exdelegado de Infraestructuras, pero aún portavoz municipal, David Dorado, llevó a los juzgados.

Con tanta barba de la vecindad al retortero, más de uno estará tentándose la ropa y poniendo velas a Santa Rita por lo que pueda pasar. Se verá.

La polémica de la campaña antiabortista en las marquesinas de Aucorsa ha completado una semana en la que el alcalde (al que los medios solo vimos en rueda de prensa el lunes) terminó abriendo su Instagram (reel con musicón mediante) a las preguntas de sus seguidores, a quienes espetaba: «¿Hace una ronda de preguntas?».

El primer edil se vendría arriba el viernes cuando la Plataforma Nosotras decidimos le rezó a las puertas de Capitulares un dios te salve, Bellido para pedirle que condenara la campaña financiada en 33 ciudades españolas --de las que una decena han terminado cancelándola-- por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y de paso cesara a la delegada de Igualdad, Isabel Albás, por no haberla rechazado. Del Medievo al Renacimiento y del Renacimiento al Medievo en un santiamén.