Ha comenzado la cuenta atrás para el inicio de la Semana Santa en Córdoba más esperada y el ambiente cofrade empieza a sentirse en las calles, pero también en las cuentas de los comercios especializados en túnicas y capirotes de nazareno, para las que la supervivencia en estos años ha sido posible gracias a otros encargos extraordinarios de las parroquias. No obstante, los comerciantes miran con precaución el aumento de la demanda y no solo porque la tan ansiada normalidad sigue en el aire, sino porque las hermandades todavía no han resuelto todas las papeletas de sitio, que no suelen repartir del todo hasta el último momento.

Juan Carlos Vizcaíno, de 12 Varales, tienda tradicional de artículos para cofradías, reconoce que ha podido «salir adelante» estos años gracias a los encargos de «particulares que tienen una imagen en su casa y necesitan telas para seguir vistiéndola y gracias a los encargos de las parroquias», explica. A principios del pasado enero, coincidiendo con el comienzo de los ensayos de los costaleros, el mostrador de 12 Varales empezó a intuir la remontada de la temporada cofrade. En lo que va de marzo, Juan Carlos ha recibido un centenar de encargos para túnicas de nazareno y espera más. «Creo que si sigue esta dinámica, las ventas de este año se acercarán bastante a las de los años anteriores a la pandemia, aunque no creo que lleguen a superarlas», apunta el comerciante. Acostumbrado al abastecimiento de hermandades como La Sentencia, las Lágrimas del Figueroa o La Paz y Esperanza, algunas de las cuales llevan más de 20 años confiando en Vizcaíno, conoce bien las dinámicas de ventas. «Las hermandades alquilan las túnicas a los nuevos integrantes, hasta que cumplen dieciocho años y están seguros de que quieren continuar saliendo de nazarenos, entonces les toca comprarlas y muchos han cumplido esa edad este año», explica tras el mostrador, antes de atender una llamada al mismo tiempo que da instrucciones a un empleado sobre la medida de unas telas. Algunas de estas partirán de esta esquina de Ambrosio de Morales e irán directas a municipios de Córdoba y otras provincias andaluzas.

No muy lejos de allí, en un recoveco perpendicular a la calle Alfonso XIII, Inmaculada Arenas recibe un encargo para arreglar la encuadernación de un libro litúrgico. Lo hará cosiendo las páginas amarillentas a mano, como solía hacerlo su padre y el padre de su padre. Este negocio tradicional tiene su origen en 1936, cuando José Arenas dedicó la manufactura del papel a la elaboración de sobres de racionamiento en la Guerra Civil, así como a las cajas de cartón para embalajes.

Actividad 8 Inmaculada Arenas, durante la fabricación de un capirote.

Las máquinas centenarias, adquiridas por la familia en el rastro de Madrid y todavía en funcionamiento, ocupan gran parte de la trastienda y zona posterior al mostrador. Estas ayudan a cortar los capirotes a medida, así como las cajas para platería. «La verdad es que lo hemos pasado muy mal estos dos años y si hemos sobrevivido, ha sido por la ayuda a los autónomos», incide Inmaculada, con la esperanza puesta en esta temporada con ventas similares a años anteriores aunque «no creo que se apunte tanta gente a la Semana Santa como otros años, porque sigue habiendo cierto miedo al contagio», incide.

Aunque la encuadernación y las cajas a medida, para tiradas y requisitos muy específicos, son una parte esencial del negocio, su seña de identidad está en la frase «¡Vamos a Arenas a comprar el capirote!», repetida durante años. «Es gratificante ver que nuestra clientela pasa de generación en generación, cómo los abuelos traen a sus nietos a Arenas», comenta Inmaculada. «Vendemos capirotes de rejilla y de cartón, aunque un nazareno de los de verdad lleva siempre el de cartón porque sí, será menos cómodo, pero no olvidemos que salir de nazareno es una penitencia al fin y al cabo», explica, junto a una pila alta de conos grises. «El grueso de las ventas siempre suele producirse a última hora, sobre todo en aquellos clientes que al sacar las túnicas de años anteriores ven que les falta el capirote. También están aquellos que necesitan uno nuevo de urgencia, porque se les ha roto», añade, y esos casos son los que recordarán Arenas como un lugar de confianza en lo referente a lo cofrade.

Negocio ‘online’

La actualización de los modelos de negocios también alcanza a un sector centenario como este y la actitud emprendedora de Francisco Patilla, al mando de La Alhacena Cofrade, lo demuestra. Este negocio online de productos para las cofradías solo tiene un año, pero los resultados han sido muy positivos. «Surgió con la idea de atender a las cofradías de otra manera. Yo mismo contacto con las hermandades y les enseño mi muestrario, les ofrezco un presupuesto, y ellos deciden si quieren que les suministre los artículos», explica Francisco, quien asegura no haber parado de recibir encargos desde la desescalada de la pandemia, procedentes tanto de Córdoba como de otras provincias. Se trata de la primera tienda online de productos cofrades de Córdoba, con inventario repleto de guantes, capirotes, carbón, incienso, medallas y otros productos entregados directamente a domicilio o a hermandades como La Merced, Las Angustias, El Buen Suceso, la hermandad de Presentación al Pueblo, las Lágrimas de Figueroa o hasta la Esperanza de Triana. «Todo eso es posible porque nunca me vengo abajo y estoy durante todo el año moviéndome», aclara. Asegura que sus talleres no dan abasto, lo que quizá sea un presagio de lo que las calles vivirán este abril.