La asamblea general de hermanos de la hermandad de la Esperanza, reunida ayer en cabildo general extraordinario, aprobó el proyecto de un nuevo palio para su titular mariana, María Santísima de la Esperanza.

El proyecto, aprobado días atrás por la junta de gobierno de la hermandad, ha sido realizado por el diseñador sevillano Gonzalo Navarro Ambrojo y supervisado por una comisión formada por hermanos de la cofradía.

En lo que respecta al proyecto, el futuro palio de la Virgen de la Esperanza responde a un estilo barroco que irá bordado en terciopelo verde y malla de oro. Tal y como informa la hermandad, la composición del conjunto, tanto las bambalinas como el techo, se configuran «en torno a dos espacios condicionados por el soporte textil: el terciopelo verde, con una decoración rotunda y voluminosa; y la malla, sobre la que se disponen motivos decorativos más estilizados y etéreos».

En las bambalinas, «el soporte de terciopelo aparece como fondo de la crestería -elevada y de perfil sinuoso, diferente en cada uno de los paños-, así como en la zona superior de la caída. En esta zona, realizada en la mayor parte de su superficie sobre malla, los elementos ornamentales se entrelazan entre sí, así como con la crestería el marco del techo -en el exterior y el interior, respectivamente- potenciando el efecto de elemento colgante».

Por su parte, el techo presenta una cenefa perimetral de perfil movido realizada sobre terciopelo verde, enmarcada por un galón, y en cuyas esquinas se sitúan cuatro tondos. Esta cenefa conecta con la gloria central a través de cuatro cartelas también sobre fondo de terciopelo, a diferencia del espacio intermedio, cuya ornamentación tiene como soporte la malla calada.

Un programa iconográfico en torno a la advocación de la Virgen

El discurso iconográfico del nuevo palio de la Virgen de la Esperanza gira en torno a la Expectación del parto de la Virgen María, origen de la advocación de la Esperanza. De este modo, centra el techo de palio un trasunto de la Virgen del Sol de la Catedral de Córdoba, una de las primeras y más singulares representaciones de la advocación en la ciudad. Alrededor de la misma, inserta en cada una de las cartelas, se dispone un fragmento del Benedictus o Cántico de Zacarías. Cierra el programa iconográfico la alusión a la genealogía y parentela de Cristo, mediante la representación en los tondos de las esquinas de las figuras de San José, Santa Ana, San Joaquín y Santa Isabel con San Juan Bautista en brazos. Igualmente, en las bambalinas aparece la letanía ‘Mater Spei- Ora Pro Nobis’, recientemente añadida por el papa Francisco, y adquieren especial protagonismo las guirnaldas con frutos y flores, diferentes en cada uno de los paños, enriqueciendo el programa iconográfico con la simbología alusiva a cada uno de ellos.