Afirman en Oriente que lo contrario al amor no es el odio, sino el miedo. Y ayer, con una Europa aún conmocionada por los atentados de Bruselas, desde el Alcázar Viejo se dio una lección de amor y pasión para vencer todo tipo de miedo. Por amor y contra el miedo, el palio lució un crespón negro junto a los colores de la bandera de Bélgica. Por amor y contra el miedo, el capataz llamó dentro del templo en su primera chicotá recordando que "esa barbarie --del terrorismo-- no se debe cometer en nombre de las religiones".

Ya fuera de la iglesia de la Paz, el primer golpe del llamador se le cedió a la alcaldesa, Isabel Ambrosio, dando paso a un recorrido en el que la Virgen del Amor lució rosas color champán mientras Nuestro Padre Jesús de la Pasión presentaba un poco habitual calvario de rosas rojas. La Virgen del Amor estrenó una medalla donada por la hermandad de la Purísima Concepción de Puente Genil, con la que compartió iglesia durante la Magna Mariana. Ya ven: todo cuestión de amor.