LA CONTRACRÓNICA

El Córdoba CF se desangra en El Arcángel: sin gol ni brújula

Un equipo blanquiverde irreconocible siembra dudas en El Arcángel y aborda un frenético final del mercado de invierno | El presidente, Abdulla Al Zain, lo presenció desde el palco

Jorge Moreno consolado por la mascota, Koki, al final del partido entre el Córdoba CF y el Celta B.

Jorge Moreno consolado por la mascota, Koki, al final del partido entre el Córdoba CF y el Celta B. / FRANCISCO GONZALEZ

Francisco Merino

Francisco Merino

El fútbol tiene una curiosa manera de jugártela cuando crees que todo va bien. Con bendita inocencia, uno se aferra a ese dicho que asegura que «lo que funciona no se toca» pensando en que así se vuelve inmune a toda la carga de circunstancias ingobernables que terminan alborotándolo todo. Al Córdoba CF se le ha venido su propio mundo encima en el momento más inapropiado. En El Arcángel, donde había descrito un periodo de dominio que figura ya en la historia, se está desangrando de un modo tristísimo. Ha enlazado tres derrotas que le han ido alejando del puesto de líder -no demasiado, porque los demás también la pifian- y convirtiéndole en uno más de la jauría que pugna por el único billete de ascenso y los puestos de play off. El fuego está encendido y la leña arde en el Grupo 1 de la Primera Federación

Lo que le ocurrió ante el Celta B -por muy enrachado que estuviera el conjunto vigués- deja una estampa para la reflexión. Al Córdoba le pasaron por encima y parecía que le daba lo mismo. Siempre será mejor pensar, por higiene mental y por mantener la ficción del deporte profesional, que no era exactamente así. Pero es difícil. No le salió nada al equipo porque apenas lo intentó. Se dejó ir, fue un juguete en manos de unos chavales con un promedio de 20 años que quieren comerse el mundo y que convirtieron al Córdoba en un aperitivo. Cuando iban camino del estadio se les rompió el autobús y algunos llegaron andando. Al cruzar el umbral de la cal del campo se transformaron. En menos de media hora tenían el trabajo hecho.

Los blanquiverdes no lograron transmitir la sensación de que aquello tenía arreglo. A falta de un cuarto de hora el personal comenzó a coger puerta y al final casi la mitad de la concurrencia estaba fuera del recinto cuando, en un acto de piedad, Alberola Rojas pitó el final. El cordobesismo tiene estas cosas. Hubo más indiferencia que rabia. El globo se está desinflando y hay quien se pregunta si hay pulmones para volverlo a hinchar

Con los jefes en el palco

Lo irónico del asunto es que el palco estaban Abdulla Al Zain y Mohammed Al Nusuf, el presidente y el vicepresidente del club, los dos principales representantes del fondo de inversión Infinity que llegaron desde Baréin para ver cómo iban las cosas. En el césped, por lo pronto, no demasiado bien. Que los jefes lleguen el día en que el Córdoba enseñó su perfil más feo no deja de ser una paradoja más en El Arcángel, donde la veleta se ha vuelto loca porque el viento sopla un día de un lado y otro día de otro. Seguro que entre el alcalde, José María Bellido, y el consejero delegado, Javier González Calvo, les dieron conversación sobre temas al margen del fútbol. Lo que pasó en el campo no tenía un pase. «Hemos entrado en una dinámica negativa», expresó Germán Crespo después, verbalizando la irritante sensación -compartida con los aficionados- de que los planes se están emborronando.

También tiene su guasa que cada vez que aparecen los dueños ocurra un desaguisado. Se lo pasaban mejor cuando veían las goleadas por Footters desde Baréin. Ahora corren tiempos distintos, más exigentes, en los que apenas hay tiempo para buscar soluciones. Regodearse en los fallos no es una de ellas. Tampoco tirar balones fuera y buscar excusas en confabulaciones, presiones del entorno o temas paranormales. La clave está en lo hagan con la pizarra y con el balón los profesionales

Al calor de los pésimos marcadores -cuatro puntos de los últimos 18 posibles- en pleno mercado de invierno, los típicos resortes en los tiempos de crisis se activan con la precisión habitual. Con Germán Crespo aún lidiando con los periodistas en la sala de prensa, tratando de salir airoso en sus explicaciones sobre el porqué del bajonazo en El Arcángel, ya empezaron a circular en las redes los nombres de futbolistas que reforzarían al equipo en unas 48 horas de frenesí absoluto, con los móviles a tope de batería y el efecto dominó que hace que cualquier movimiento afecte a varios clubs. El veterano delantero Scepovic, del AEL Limassol chipriota, -tanteado ya hace años- o el defensa zurdo cordobés Adri Castellano, en la Ponferradina, pueden ser los siguientes en llegar y añadirse a la brigada de refuerzos en la que están Caballero, Canario y Shashoua. Los dos últimos, que aún no conocen ni los nombres de sus compañeros, ya vistieron la blanquiverde. 

El fondo donde se concentraba la fiesta estaba en silencio. No hubo megáfono ni cánticos. La banda sonora de El Arcángel ha mutado. Los que conducían el coche en el atasco de la salida escuchaban el eco de los pitidos preguntándose a dónde se ha ido el Córdoba y si va a volver a tiempo de que no se le vaya el tren. 

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