Diario Córdoba

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LA CRÓNICA

El Córdoba CF consigue el ascenso como campeón en Mérida

El conjunto de Germán Crespo pone fin a su etapa en la Segunda RFEF con una victoria en el Romano José Fouto | El rambleño Antonio Casas selló el triunfo

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Las imágenes del AD Mérida-Córdoba CF

Adiós a todo esto. Adiós a los campos sin gradas, al césped sintético, a las matinales en las islas, a la necesidad de demostrar partido tras partido las razones por las que no debía -pero desgraciadamente mereció- estar metido en una Segunda RFEF que acaba de abandonar. El Córdoba CF cierra una etapa y abre las puertas del futuro tras una temporada de redención, en la que la institución ha tenido que lidiar en una tesitura compleja: mantener el poder de la marca en un escenario con menos glamour que un estropajo. El destino quiso que su salto de división se produjera en un recinto de rango, el Estadio Romano de Mérida, donde más de un millar de cordobesistas experimentaron la increíble sensación de liberación que produce un ascenso. Es el noveno en los casi 68 años de vida del club y el octavo que firme lejos de El Arcángel.

Y, para no perder la costumbre, el desenlace fue de lo más peculiar. El Córdoba jugó la primera parte como equipo de Segunda y el segundo tiempo como nuevo miembro de la Primera RFEF. En el intermedio hubo fiesta en el césped con los aficionados y escenas de delirio colectivo en el Fondo Norte del Romano. Crespo intentaba mantener a compostura a duras penas, aunque muchos jugadores iban ya emocionalmente desbocados. Si el ultimo ascenso -a Primera, en Las Palmas- lo conquistó con un gol en el tiempo añadido de un partido paralizado por invasión de público, este -a Primera RFEF, en Mérida- lo hizo sin necesidad de tener que batir al rival. Su único perseguidor, el Cacereño, pifió en su cita y los blanquiverdes se dispararon definitivamente sin posibilidad de ser atrapados y con cuatro jornadas aún por delante.

Después de ser líder desde la primera jornada, coleccionar récords individuales y colectivos, mantener un ritmo de competición inalterable pese a los rigores de la competición y frenar las ínfulas de los pocos rebeldes que opositaron a entorpecer su camino, el Córdoba selló el título de campeón y el ascenso de modo matemático. Se venía venir desde los primeros meses y fue una certeza que nadie discutió. Entre los muros de El Arcángel se asumió el papel de dominador absoluto de la división con naturalidad, compromiso y humildad, sin calenturas de boca ni bravuconadas. Las estadísticas lo decían todo. Todo fue por su carril. En el fútbol, esta vez, imperó la lógica. Los adversarios asumieron la situación con un talante resignado. Algunos plantaron cara y hubo uno, el Villanovense, que hasta le ganó por única vez en el campo. Y fue precisamente este conjunto, con el que se enfrentó la semana anterior, el que le echó una mano para acelerar el inicio del jubileo.

La carta final

A Crespo le quedaba por jugar la carta final. Y sacó el póker de reyes: Bernardo Cruz, Javi Flores, Miguel De las Cuevas y Willy Ledesma. Los cuatro capitanes. Los cuatro nexos de unión con un pasado cochamboso de decadencia y caída. Los héroes redimidos para sacar al Córdoba de las catacumbas. La ocasión merecía que sus nombres quedaran grabados en un once para la memoria. Por lo demás, ninguna revolución. Gudelj otra vez en el lateral izquierdo, Bernal con la manija en el centro del campo y Simo y Fuentes El Mérida, enrachado y con su meta en atornillarse a los puestos de play off, se plantó con descaro.

El Córdoba empezó el partido con el ascenso amarrado. Los más de mil seguidores que ocuparon el Fondo Norte ya habían celebrado como propio el gol del Villanovense al Cacereño, trasladando el festival de sonrisas a los jugadores blanquiverdes, que aún estaban calentando en el césped, y a un palco en el que la directiva cordobesista estuvo acompañada por José María Bellido, alcalde de Córdoba. El plan iba sobre ruedas en el Romano.

Los de Crespo buscaron el control desde la posesión, tratando de imponer el ritmo que más les interesaba, pero el Mérida replicó con fogosidad extrema y unos primeros acercamientos que provocaron inquietud en el área de Carlos Marín. El meta almeriense tuvo que intervenir para sacar a córner una pelota que se envenenó tras tocar en un jugador tras un disparo lejano de Lolo Plá. Los de Juanma Barrero iban con todo, usando todas las armas a su alcance. Hasta las prohibidas. A los 20 minutos, Nacho González se tiró al césped al sentir el contacto de José Ruiz en el área y pidió penalti. No solo no lo señaló Rodríguez Carpallo, sino que expulsó con roja directa al delantero emeritense por haberse revuelto y golpear con los tacos al lateral derecho cordobesista en el pecho.El escenario se tornó volcánico. La grada del Romano se desgañitaba contra el árbitro y el Mérida, en inferioridad, se aferraba a la valentía exagerada de los que se sienten agraviados, mientras su técnico les pedía pausa.

Pasada la media hora, el Córdoba aún no había hecho ni un solo tiro a la puerta del Mérida. Se comportaba con cierta parsimonia, con mucho pase horizontal y atrás. El equipo anfitrión la tuvo clara en una acción de Diego López, que dribló a Marín en el área y se quedó sin ángulo para meterla en el arco. El balón se perdió en el fondo en el que se situaba la afición cordobesista, que tragó saliva una vez más. Un remate de cabeza de Adrián Fuentes a los 43 minutos fue el primer testimonio ofensivo de un Córdoba que esperaba el descanso y no solo por tomarse un respiro. El Villanovense-Cacereño, con 1-0, enfilaba sus últimos instantes. "Campeones, campeones...", cantaba el graderío a la espera de que terminara el partido en Villanueva de la Serena. El 2-0 se gritó como un gol del Córdoba. En la caseta, mientras tanto, ya se desataba una fiesta incontenible. Los jugadores incluso salieron en el descanso para celebrar con sus aficionados el ascenso consumado, en una escena inédita.

Mutación en el intermedio

El segundo tiempo fue de lo más extraño. El Mérida, con uno.menos, estuvo más contenido. El Córdoba quiso ir a ganar, ser campeón con lustre. Crespo metió a Antonio Casas por De las Cuevas y después sacó a Luismi en lugar del central José Cruz, dejando la retaguardia con una línea de tres. Los blanquiverdes llegaron con más frecuencia y apretaron a medida que los anfitriones se iban desfondando. Germán tiró de un banquillo de lujo en esta categoría para rematar el partido.

Omar Perdomo, en la primera pelota que tocó, estuvo a punto de batir a Javi Montoya. La gente iba ya a lo suyo, cantando el "Soy cordobés" y aguardando el momento para vivir la explosión final y tomar rumbo a Las Tendlllas. Crespo pedía un último golpe de riñón, un esfuerzo final para ganar. Luismi Redondo la tuvo en el minuto 81, pero quiso colocar el disparo y se le fue pegado al palo. Y al final llegó. Lo hizo un futbolista de la cantera cordobesa que un día se marchó para buscar fortuna y que volvió para ayudar al club de su tierra a salir del fango. El rambleño Antonio Casas se agarró el escudo delante de la grada y cerró con una alegría un capítulo increíble en la historia del club. Ya está hecho. El Córdoba CF es de Primera RFEF. Comienza el juego.

Ficha técnica

0 - Mérida AD: Javi Montoya, Emilio Cubo, Nacho González, Mario Robles, Héctor Camps, Guille Perero, Goma, Artiles, Álvaro Ramón; Aitor Pons y Lolo Plá.

Cambios: Diego López por Héctor Camps (6'), Higor Rocha por Lolo Plá (61'), José Gaspar por Aitor Pons (78')

1 - Córdoba CF: Carlos Marín, José Ruiz, José Cruz, Bernardo Cruz, Dragisa Gudelj, Álex Bernal, Javi Flores, Adrián Fuentes, De las Cuevas, Simo y Willy Ledesma.

Cambios: Antonio Casas por De las Cuevas (46'), Ricardo Visus por Bernardo Cruz (46'), Luismi Redondo por José Cruz (61'), Viedma por Bernal (70'), Omar Perdomo por Adrián Fuentes (70').

Gol: 0-1 (85') Antonio Casas.

Árbitro: Rodríguez Carpallo (Comité Valenciano).

Tarjetas: Amarilla a Adrián Fuentes (17'), Bernardo Cruz (34'), Gudelj (50') por el Córdoba y a Mario Robles (27'), Guille Perero (39'), Gaspar (90') . Roja directa a Nacho González (20') por el Mérida.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima jornada de Liga en el grupo 4 de la Segunda RFEF disputado en el Estadio Romano José Fouto de Mérida ante unos 7.000 espectadores, con más de un millar de seguidores blanquiverdes.

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