Ahora que el Córdoba CF y él mismo amasan récords lustrosos, el destino ha puesto a Germán Crespo ante un escenario de alto voltaje sentimental. El granadino se sentará el próximo domingo (13.00, hora peninsular) en el banquillo del Juan Guedes de Tamaraceite subido en la cresta de la ola. Ha ganado todos los partidos en este curso en la Segunda RFEF, siguiendo una cadena triunfal que inició en el tramo final de la pasada campaña cuando, a falta de tres citas, le llamaron a la desesperada para reconducir una trayectoria torcidísima. 

Crespo se estrenó en el banquillo de El Arcángel en un partido en el que había que ganar sí o sí para conservar una tibia esperanza después de la etapa de Pablo Alfaro, que había dejado al equipo desmadejado, sin pulso ni confianza. Tocaba el Tamaraceite. El Córdoba no ganó aquel día: 1-1. Fue la única vez en la trayectoria blanquiverde de Crespo en la que no terminó con los tres puntos amarrados.

El pasado 25 de abril, el Córdoba CF salía con su tercer inquilino en el banquillo después de las frustrantes experiencias con Juan Sabas (6 jornadas) y Pablo Alfaro (15), quienes se habían mostrado incapaces de exprimir las presuntas virtudes de su plantilla para competir en una liga de formato exprés, en el que una pifia causaba un daño casi irreparable. Y los blanquiverdes, para su desgracia, las coleccionaron en una campaña que deportivamente fue uno de los mayores fiascos de la historia. En medio de un convulso panorama arribó Germán Crespo, promocionado desde el filial. El reto era ganarlo todo, algo que sonaba a chiste macabro ante la horrible deriva del grupo.

En aquel Córdoba CF-Tamaraceite se abrió un idilio entre Crespo y Miguel de las Cuevas. El alicantino marcó el 1-0 en el minuto 54, ese en el que los aficionados más implicados se lanzan a entonar el himno del Córdoba. Pero aquel día las gradas acogían a apenas unos centenares de seguidores por las restricciones de la pandemia. Los 400 agraciados en el sorteo de localidades entre los socios no pasaron un buen rato. De las Cuevas siempre fue titular y siempre marcó en todos los partidos de Crespo hasta el pasado domingo, en el que el punta se cayó por lesión. 

Quedan pocos

El Tamaraceite sigue manteniendo en sus filas al veterano David González, que marcó el empate en El Arcángel, y también a José María López Silva, icono blanquiverde en los años gloriosos del ascenso y el fugaz paso por la Primera División. En el Córdoba hubo una purga casi absoluta: de aquel día quedan Javi Flores, De las Cuevas -ambos andan con molestias físicas y no está claro que vayan a jugar en el Juan Guedes- y Willy Ledesma, además del joven Carlos Puga. 

Después de aquel episodio llegó el impactante triunfo en La Línea ante la Balona (0-5) y el inútil resultado frente al Cádiz B (2-1) para decir adiós a la Segunda B. En la Segunda RFEF, el inició ha sido demoledor: Xerez Deportivo FC (1-5), Cádiz B (3-1), Coria (0-3) y Don Benito (3-2). Doce de doce, con catorce goles a favor. El Córdoba ha igualado el mejor inicio de temporada de todos los tiempos -las cuatro victorias con Juncosa hace 66 años- y Crespo rompió, con siete, la racha de partidos oficiales sin perder como debutante que tenía Pablo Alfaro (6). 

Crespo ha dejado claro cada vez que ha tenido ocasión que el tema de los récords es algo agradable... siempre que sirva para conquistar el objetivo primordial. "El récord que yo quiero es el ascenso", declaró. Esta temporada, a diferencia del frenético sistema de la anterior, se asemeja más a la tradicional carrera de fondo de una Liga. Para ir sin atajos solo hay una fórmula: son 34 jornadas y el campeón asciende. Y en la senda de obstáculos aparece el 'Tamara', el equipo al que Crespo jamás olvidará porque fue el rival de su estreno en El Arcángel y su bautismo en uno de los puestos de trabajo más inestables del fútbol español: el banquillo del Córdoba CF.