INVESTIGACIÓN

Un estudio de la Universidad de Córdoba detecta las zonas con más riesgo de contaminar cauces

Investigadores del grupo Dauco crean un modelo que identifica la transferencia de pesticidas o fertilizantes a los ríos

El estudio, que se centró en la cuenca del Guadalquivir, revela que las tierras cercanas a cauces presentan los mayores niveles

Integrantes del grupo de investigadores de la UCO.

Integrantes del grupo de investigadores de la UCO. / CÓRDOBA

Diario CÓRDOBA

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Detectar los focos de contaminación que afectan al cauce de los ríos es fundamental a la hora de tomar medidas correctivas que garanticen la buena calidad de las aguas. Con ese objetivo, el grupo de Dinámica Fluvial e Hidrología de la Unidad de Excelencia María de Maetzu-Departamento (Dauco) de Agronomía de la Universidad de Córdoba ha diseñado un modelo que combina diferentes datos para identificar el potencial de contaminación difusa. Este tipo de contaminación es aquel que no tiene un punto claro de entrada en las aguas, como la escorrentía que transporta hasta el cauce fertilizantes o pesticidas procedentes del uso agrícola de la tierra.

Esta información puede resultar muy útil a la hora de tomar medidas correctoras por parte de los gestores de las cuencas. Así lo afirman los investigadores Eva Contreras y Rafael Pimentel, que recuerdan que hasta la entrada en vigor de la Directiva Marco Europea del Agua (DMA) en el año 2000 la gestión del agua se realizaba únicamente en función de la cantidad de este recurso, sin reparar en estándares de calidad. Desde entonces, los cambios introducidos en la gestión del agua se centran también en evaluar su estado para proteger este recurso tanto en términos cualitativos como cuantitativos y garantizar así su buen estado ecológico.

En este caso, el grupo centró su estudio en una gran cuenca heterogénea y especialmente afectada por la contaminación vinculada al uso agrícola como es la del Guadalquivir. Para ello se decidió utilizar un modelo existente basado en un índice de contaminación potencial difusa con datos de información geoespacial, usos del suelo, distancia al cauce, permeabilidad o pendiente del terreno, combinado con los datos de concentración de nitratos medidos en los últimos 26 años por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). 

El problema de las escorrentías

Además se añadió un factor de corrección sobre el grado de regulación de los embalses y se distribuyó el terreno en celdas para evaluar, en base a ese índice, la capacidad que tiene cada una de ellas de generar contaminación difusa.

La gran novedad del método fue la inclusión de la variabilidad de precipitación como indicador, al ser la lluvia el motor que fuerza la generación de la escorrentía responsable del aporte de elementos contaminantes. «A partir del mapa estático del índice original generamos uno dinámico que nos da la capacidad de predecir la contaminación difusa y su variabilidad interanual, lo que permite a los gestores identificar las zonas y años más vulnerables a este tipo de contaminación», explica Eva Contreras.

Del análisis de los datos se extrae, entre otras conclusiones, «que los resultados del modelo coinciden con los medidos, registrándose mayor concentración de nitratos en la vertiente sur de la cuenca, donde el modelo propone mayor contaminación». 

Las zonas más cercanas a los cauces registran también un mayor índice de contaminación, especialmente el valle central del río Guadalquivir al ser una zona de uso agrícola. Por otro lado, se comprobó que en años lluviosos se produce mayor escorrentía y por tanto mayor contaminación que en años secos.