Toros en Sevilla

Emilio de Justo corta una oreja al mejor lote de 'garcigrandes' en una tarde plomiza

El diestro extremeño logra el único trofeo en una corrida marcada por la falta de raza de la mayoría de los astados

Emilio de Justo muestra la oreja conseguida este martes en La Maestranza de Sevilla.

Emilio de Justo muestra la oreja conseguida este martes en La Maestranza de Sevilla. / José Manuel Vidal / Efe

Paco Aguado (Efe)

Feria de Sevilla

Ganado: seis toros de Garcigrande, de muy dispar presentación en volumen, cabezas y hechuras, y de juego desrazado y deslucido en conjunto, salvo segundo y quinto, que tuvieron duración e interés en el último tercio.

Cayetano: estocada (silencio); estocada (silencio).

Emilio de Justo: estocada desprendida (oreja); estocada desprendida muy trasera (ovación).

Ginés Marín: estocada honda (ovación); estocada desprendida (vuelta al ruedo).

Plaza: La Maestranza. Décimo festejo de abono de la feria de Abril de Sevilla, con más de tres cuartos del aforo cubiertos (unos 10.000 espectadores) en tarde calurosa y con algunas rachas de viento.

El diestro extremeño Emilio de Justo, al que cupo en suerte el único lote de toros con opciones, cortó una solitaria oreja a lo largo de una tarde plomiza y marcada por la falta de raza de la mayoría de los astados de Garcigrande lidiados este martes en la feria de Sevilla.

Tal vez por el denso calor que azotaba los tendidos a la hora del paseíllo, o por el menor atractivo del cartel, la corrida ya comenzó con un ritmo apagado al que, turno por turno, fue sumándose la falta de raza y de chispa de los astados de la divisa salmantina, con la excepción, como dos islotes en un mar de rutina, de los que formaron el lote del torero de Cáceres.

Emilio de Justo le da la estocada a uno de sus dos toros este martes, en el festejo de la feria de Abril de Sevilla.

Emilio de Justo le da la estocada a uno de sus dos toros este martes, en el festejo de la feria de Abril de Sevilla. / José Manuel Vidal / Efe

Si la lidia del primero de Cayetano se había vivido entre un plano silencio, a pesar de que el torero dinástico resolvió con dignidad ante un astado rebrincado al que mató con guapeza, aún tardó en remontar el ambiente hasta muy mediado del trasteo de De Justo con el segundo, un anovillado ejemplar que apuntó cierta clase en los primeros tercios.

El extremeño no acabó de cogerle el ritmo hasta esa cuarta tanda de muletazos, cuando trocó cierta ligereza y brusquedad de muñecas por asentarse y esperar al animal con los vuelos, haciendo que se viera por fin la verdadera condición de este Azafrán que, como la faena, fue yendo a más entrega, en recíproca correspondencia con la de su matador, que fue así como cortó ese único trofeo.

Cayetano, en la lidia de uno de los toros del festejo de este martes en Sevilla.

Cayetano, en la lidia de uno de los toros del festejo de este martes en Sevilla. / José Manuel Vidal / Efe

Y aún pudo, y debió, llevarse otro más del quinto, un castaño aleonado de hechuras que tuvo la viveza y la transmisión que les faltó a sus hermanos, pero también ciertas dificultades, como ceñirse por el pitón izquierdo, que De Justo, pese a su empeño, no terminó de resolver en un trasteo de altibajos y cuya cima fueron las dos últimas tandas de derechazos, cuando con temple dejó ver de nuevo el fondo del toro, aun venido a menos.

Sin trofeos para Cayetano y Ginés Marín

El resto de la tarde tuvo menos historia y trascendencia, en tanto que un breve Cayetano no dejó que se vieran sus dudas con un cuarto afligido y rebrincado, mientras el que no dudó fue Ginés Marín con un tercero que parecía tener un defecto de visión y que se desfondó demasiado pronto.

Ginés Marín cosechó una ovación y vuelta al ruedo final, pero no cortó ninguna oreja, en la corrida sevillana.

Ginés Marín cosechó una ovación y vuelta al ruedo final, pero no cortó ninguna oreja, en la corrida sevillana. / José Manuel Vidal / Efe

Fue así como Marín tuvo que ponerlo todo con un sexto de larga viga que acusó aún más su mansedumbre con una mala brega, pero al que el otro extremeño de cartel acosó con paciencia no solo para que el toro no consiguiera su propósito de rajarse, sino también para ligarle unos cuantos muletazos fibrosos que le valieron una vuelta al ruedo que pocos pidieron.