El gerente de Ramguertauro, Julián Alonso, aseguró ayer que la empresa quiere "seguir" al frente de Los Califas y cumplir los años que le quedan de contrato, y eso a pesar de toda la polémica que ha rodeado a la Feria y el evidente distanciamiento con la sociedad propietaria de Los Califas.

"La idea de la empresa es seguir y cumplir hasta el final con el contrato y con los compromisos adquiridos tanto con la sociedad propietaria como con el público de Córdoba", declaró Alonso al ser preguntado por el futuro una vez desarrollado un ciclo con el público de espaldas y, por tanto, a todas luces deficitario. En este sentido, el gerente de Ramguertauro reconoció que, aunque el balance económico "no lo tenemos cerrado", todo señala que "con respecto al año pasado hemos sufrido una merma". Y en el 2013 las pérdidas ya fueron cuantiosas.

Alonso achacó el resultado a "todas las circunstancias que han acaecido", en referencia a la polémica vivida, y que por ello ha sido "una feria rara, compleja y con premura de tiempo". Lo que no puso en ningún momento en duda es que los carteles organizados y celebrados eran los oportunos para Los Califas. "Consideraba y considero que la Feria de Córdoba era esa", la que la sociedad propietaria rechazó a Ramguertauro y que finalmente ha salido adelante. "Los carteles influyen --añadió--, pero también lo que ha ocurrido, por lo que no sé qué porcentaje de culpa echarle a las combinaciones y qué porcentaje a las connotaciones que la han rodeado".

Respecto al balance artístico, el gerente de la empresa señaló que los toreros "han rayado a buen altura" y que la presentación de las corridas "ha estado acorde con las circunstancias". "No ha habido más trofeos por las espadas. Ferrera estuvo importante, al igual que Curro Díaz, y Jiménez Fortes, en su nivel. En la corrida del sábado todos estuvieron a gran altura".