Córdoba es mundialmente conocida por sus monumentos que precisan más de una, dos o tres jornadas para visitarlos. Pero hay mucho que ver en Córdoba y entre las joyitas que alberga la ciudad están sus calles, callejas y rincones con un encanto especial incapaz de encontrar en otras localizaciones donde se conjuga historia, patrimonio, misterio, leyendas y encanto.
Lo mejor es dejarse llevar en un recorrido por el Casco Histórico de Córdoba e ir descubriendo paso a paso estos pequeños tesoros, pero para que no te pierdas detalle aquí tienes las diez calles imprescindibles que no puedes perderte.
Calle Cairuán
En los recuerdos de una visita a Córdoba no puede faltar un paseo por la Calle Cairuán, que desde la Puerta de Almodóvar recorre la muralla hasta la Puerta de la Luna, junto a una fuente manantial y jardines, que componen una postal única. El peculiar nombre de la vía se debe al hermanamiento de la ciudad de Córdoba con la urbe tunecina de Kairouan, cuya mezquita muestra similitudes con la cordobesa.
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Calleja de las Flores
Es uno de los enclaves más inmortalizados de Córdoba con sus paredes caladas en blanco y sus macetas azules coronadas por gitanillas. Situada en pleno barrio de la Judería, es una calleja sinuosa que desemboca en una plazoleta. Se recomienda llegar hasta el final de la calle porque desde la plazoleta se puede disfrutar de una de las imágenes más icónicas de la capital, la calleja de las Flores con la torre de la Mezquita-Catedral al fondo.
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Calleja de la Hoguera
En las proximidades de la Mezquita-Catedral de Córdoba, en un sinuoso trazado que une las vías Deanes y Céspedes se encuentra la calle de la Hoguera, donde se ubica la sede de la Universidad Islámica "Averroes", donde se cursan estudios de filología árabe, ciencias del Islam y cultura andalusí. Si se accede desde la calle Céspedes, se puede contemplar una bonita estampa de la calleja dominada por el alminar de la pequeña mezquita.
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Calle Cabezas
Del arco del Portillo parte esta estrecha callejuela a donde se asoma la torre fortaleza de la Casa de los Marqueses del Carpio. El nombre de la calle proviene de la tradición que situaba en dicha vía la residencia de Gustios González, padre de los siete infantes de Lara. Cuenta la leyenda que fue en este lugar, durante la celebración de un banquete, donde le presentaron las siete cabezas de sus hijos. Al margen de la leyenda, esta calle situada en pleno barrio de la Judería, cuenta con edificaciones de los siglos XIII al XVI.
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Calleja del Pañuelo
De estilo morisco, esta calle que hace honor a su nombre, pues no es más ancha que el pañuelo de una mujer extendido. Al final de la misma se abre una plaza de reducidas dimensiones, considerada por algunos como la más pequeña del mundo, se decora con una fuentecilla y un aromático naranjo. Un rincón único.
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Calleja de la Luna
Lo mejor es acceder por la Puerta de la Luna, en Dr. Fleming, y que es una de las puertas de entrada a la Judería de Córdoba. El origen, la calle de la Luna, o de Villaceballos, era un callejón sin salida que una vez abierta la puerta de la Luna en el lienzo más occidental de la muralla, sobre una casa palaciega del obispo Salizanes (siglo XVII, palacio construido sobre anteriores casas judías), se construyó un pasadizo alargado atravesando la casa. Pasado el arco y el pasadizo se accede a una pequeña plaza en la que destaca la fuente adosada a la pared frontal, proyectada en 1964 por José Rebollo y dedicada al dios Pan, simbolizado por un niño tocando la flauta, esculpido por Rafael García Rueda que utilizó la cara de su propio hijo como modelo. Encima tiene una cartela barroca de piedra y delante, una columna coronada con la imagen de la Virgen de Luna hecha en hierro.
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Calle de San Basilio
A unos diez minutos de la Mezquita-Catedral y cerca del Alcázar de los Reyes Cristianos, la calle de San Basilio es representativa del barrio al que da nombre, donde se localizan los Patios de Córdoba más reconocidos, algunos de los cuales se pueden visitar fuera de la temporada del Festival que celebra cada año a este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
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Cuesta del Bailío
Partiendo de la calle Alfaros accedemos a la Cuesta del Bailío, con paredes encaladas y detalles en color albero, donde destaca una enorme buganvilla que decora el muro. Es una de las entradas de la muralla que comunicaban la Ajerquía con la Medina. Al fondo de la misma se divisa la Casa del Bailío, con una bella fachada renacentista. A partir de esta conocida calle se accede a la Plaza de Capuchinos, presidida por el afamado Cristo de los Faroles.
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Avenida del Alcázar
Paralela al río Guadalquivir por su margen derecha, discurre entre el Puente Romano (la Puerta del Puente) y el Puente de San Rafael, limitando con el muro sur del Alcázar de los Reyes Cristianos. Además de varias estampas del río, el Puente Romano y el skyline de la Mezquita de Córdoba, en este paseo se obtiene una buena perspectiva de Los Sotos de la Albolafia y su molino.
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Calleja del Salmorejo Cordobés
No podía faltar un rincón dedicado al plato más famoso de la gastronomía cordobesa. En 2014, la calleja del Arco fue renombrada como calleja del Salmorejo Cordobés. Entre los detalles más significativos, un azulejo con la receta clásica de esta exquisitez cordobesa.
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