En palabras del poeta cordobés Juan Bernier, la taberna es «un santuario líquido donde yace vivo el ídolo de oro» y en ese templo lo taurino se convierte en protagonista. 

El Rincón de Las Beatillas, en la plaza de Las Beatillas 1, pasa por ser una de las tabernas más antiguas y con mayor solera de la ciudad, en la que todos sus rincones evocan al glorioso pasado de los toreros de Córdoba. En la Plaza de San Miguel 1 se alza la taberna Casa El Pisto (también conocida como Taberna San Miguel), fundada en 1880, en la que se instituyó el mítico Club Guerrita en honor del segundo Califa del toreo. En la misma plaza, la Taberna Coto mantiene el carácter taurino que, en su anterior ubicación, la situó como referente del taurinismo cordobés.

El Pisto, una de las tabernas más clásicas de Córdoba. Manuel Murillo

Fotogarfías, carteles y trajes de torear

A pocos metros, en la calle San Álvaro 5, puede disfrutarse de Taberna La Montillana, que aúna tradición y modernidad en un espacio con una marcada decoración taurina. En pleno centro comercial de la ciudad, en un pasaje de la calle Alhaken II, se encuentra La Bodega, en cuyas paredes lucen fotografías y carteles taurinos. A escasos metros de la casa natal de Manolete, en Conde de Torres Cabrera 4, se alza la Taberna Góngora, que frecuentan grandes aficionados taurinos. 

En Santa Marina, el barrio de los toreros, la centenaria Taberna Santa Marina muestra su particular museo taurino dedicado a Manolete. En la avenida de Los Molinos 1, en el lugar donde se levantaba la casa donde nació Lagartijo, la Taberna Los Pedroches custodia el cartel de la trágica tarde de Paquirri en Pozoblanco. Junto a la plaza de La Corredera, en la calle Rodríguez Marín 16, La Cazuela de la Espartería exhibe en su entrada trajes de luces y capotes como antesala de la casa señorial por la que se distribuyen sus estancias.

Interior de La Montillana. Manuel Murillo

Con sabor taurino

En Lineros 32, la mítica Bodegas Campos adorna las paredes de sus bellos salones con la mejor colección de cartelería taurina que existe en el mundo. En pleno barrio de la Judería, en la calle Judíos 7, la Taberna Guzmán, en la que se fundó la primera peña de Finito de Córdoba, luce en su zaguán el cartel mural de las corridas de 1920 que Joselito ‘El Gallo’ no pudo torear por la tragedia de Talavera. 

Muy próximo al coso de Los Califas, en la calle Rodolgo Gil 4, la Taberna San Cristóbal presume con motivo de ser el punto de encuentro de los más reputados entendidos en el arte de Cúchares. En la zona de Poniente, en la calle Pintor Zurbarán, la Taberna El Curioso congrega a una concurrida clientela las tardes televisivas de toros.

Bar Santa Marina. Manuel Murillo

Estas son algunas de las muchas tabernas taurinas que en pleno siglo XXI mantienen viva la siempre recomendable tradición de compartir entre amigos tertulia, vino y los platos típicos de la gastronomía cordobesa, y todo ello bajo la atenta mirada de quienes han paseado por el mundo el nombre de Córdoba y el arte de los toreros nacidos en esta tierra.