Cordobés, de 65 años, licenciado en Derecho por la Universidad de Granada, José Castro es un juez sin horario, fruto, tal vez, de su pasión por las leyes, por la búsqueda de la verdad, de pruebas, se encuentren en el barrio de Son Banya, principal centro de distribución de drogas de Palma, o en el mismísimo palacete del expresidente del Gobierno balear Jaume Matas en el casco antiguo de la capital isleña, cuyo registro llegó a dirigir en una Nochebuena.

Castro, aficionado a los descapotables, aunque jamás se le ha visto luciendo uno, amante de las motos (que tras un susto decidió venderse), y ciclista habitual por las calles de Palma, empezó a apasionarse por las leyes siendo funcionario de la prisión Modelo de Barcelona.

Una fiera

Allí decidió estudiar la carrera de Derecho y, nada más obtener su título, sacó oposiciones a lo social y empezó su hiperactividad. "Es una fiera y todos, absolutamente todos, los que trabajan con él o para él, saben que no tiene horario ni descanso", cuenta uno de sus habituales colaboradores.

Eso sí, Castro solo se concede paz, quietud y reflexión cuando redacta sus actos en su casita frente al Mediterráneo, en el barrio costero del Molinar. Y los escribe para que los entienda todo el mundo porque, en su opinión, "no deben elaborarse textos farragosos ya que han de ser entendidos por la ciudadanía".

Pese a todo, Francisco Alvarez Cascos, antes dirigente del PP y ahora líder plenipotenciario de un partido conservador de origen asturiano, no dudó en calificar su lenguaje de "tabernario".

Castro, seguidor del Real Madrid pero capaz de aplaudir un buen partido del Barça cuando juega bien, es decir, casi siempre, escribió las últimas líneas del auto sobre Iñaki Urdangarin después de acudir al cine a ver Jane Eyre, el film en el que una chica de servicio se enamora del dueño de la mansión. Hay quien asegura que el texto ya estaba acabado. Algunos todavía recuerdan el aviso que le envió a un alto cargo de La Caixa que se resistía a pasar por el juzgado. "O viene o le envío a la Guardia Civil, usted mismo". Y fue, sí, vaya si fue.