La mayoría de los dispositivos informáticos tienen controles parentales pero eso no significa ni que los padres los usen ni que los menores los acepten. «Siempre existe el dilema entre la seguridad y la comodidad. Las herramientas de control parental han evolucionado bastante y son más fáciles de usar», recuerda Manuel Ransán, coordinador del grupo de menores del Instituto Nacional de Ciberseguridad. Este organismo tiene publicadas en su web algunas de las más efectivas. «Las herramientas de control parental, cuando los niños son pequeños, permiten un seguimiento y una supervisión sobre lo que hacen, establecer normas de horarios y programas, pero es mejor que se usen de modo consensuado. Cuando se les da a los niños un móvil o una tableta es un buen momento para empezar a introducir los pactos familiares», aconseja Ransán. Actualmente el riesgo entre niños y adolescentes está más en la dependencia del móvil y en su capacidad para abstraer a los niños de otras tareas. El uso excesivo se incrementa con la edad, según Net Children Go Mobile.