Cristina Romero, una madre de Gerona, se ha propuesto acabar con el desperdicio de alimentos en los comedores escolares, así que entregará 225.000 firmas en el Congreso en octubre para que la comida sobrante en los colegios sea entregada a centros sociales y personas necesitadas. La campaña «No al despilfarro de alimentos en comedores escolares. La comida no es basura», desarrollada en la plataforma de peticiones ciudadanas Change.org, se dirige a los ministerios de Sanidad y de Agricultura y a las autoridades de Consumo. Según ha explicado Romero a Efe, empezó a tomar conciencia del problema en el colegio de su hijo, de ocho años, donde observó que sobraba comida porque los menús de la empresa proveedora eran de la misma cantidad para niños de tres años que de seis o doce, así que preguntó qué se hacía con el resto. La respuesta fue que lo sobrante debía desecharse por razones higiénicas, para evitar intoxicaciones, en virtud de la Ley 17/2011 de Seguridad Alimentaria y Nutrición, dice Romero, que propone que la comida sobrante se congele y se distribuya a centros sociales. H