En fútbol no hay nada escrito, de ahí que aún teniendo su parte de razón los más pesimistas alrededor de este Córdoba, el partido de mañana es una oportunidad más para dar esa sorpresa que siempre dan los blanquiverdes, ese golpe que no cambia la imagen pero sí aumenta la esperanza para que el Córdoba pueda estar la próxima temporada en Segunda.

Ese mismo golpe necesita aún el Getafe para meterse en la pelea por el ascenso directo, en la que se mantiene fuera de distancia a la espera de un error del Girona. Los azulones cambiaron radicalmente con la llegada de José Bordalás tras disputarse la jornada 7 de Liga. Entonces, el Córdoba era segundo clasificado, con 14 puntos, a dos del líder, el Levante, y con cuatro de colchón sobre el séptimo clasificado, el UCAM Murcia. Bajo los mandos de Esnáider, el conjunto getafense era penúltimo, con sólo seis puntos, dos más que el colista, Nástic, y a uno de la salvación, que marcaba el Valladolid. En esas siete jornadas, el Getafe sólo había logrado un triunfo y cosechado tres derrotas. Esa victoria, por cierto, se produjo en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz ante el Oviedo, lo que remarca la debilidad del equipo de Fernando Hierro y aumenta esas esperanzas blanquiverdes en la visita de los del Principado en la antepenúltima jornada de Liga.

Obviamente, Esnáider fue destituido y el fichaje del alicantino supuso un empujón inmediato a las aspiraciones de ascenso de los azulones.

En la liga particular de Bordalás, desde su llegada al banquillo getafense, el líder seguiría siendo el Levante, con 61 puntos, seguido del Girona, con 56. A cuatro de los catalanes, el Getafe, con 52 puntos, que tuvo su mes y medio tonto entre febrero y mediados de marzo, con cuatro derrotas de las cinco cosechadas por Bordalas, todas como visitante: Soria (2-0), Oviedo (2-1), Girona (5-1) y Murcia (2-0). La otra derrota, también como visitante, ocurrió en noviembre en Tarragona (1-0).

Otro detalle para la esperanza blanquiverde es que a Bordalás no se le han dado bien los equipos de abajo, como puede deducirse de los datos anteriores y del hecho de no haber pasado del empate en casa con tres de los cuatro últimos clasificados: Mirandés, Mallorca y Nástic.

Datos a los que debe agarrarse este Córdoba que, en el periplo de Bordalás en el banquillo azulón ha pasado de ser segundo a ser penúltimo, con sólo 28 puntos y a cuatro de la salvación. Una diferencia abismal entre un proyecto y otro, además de la reacción tras el mal arranque.