Ante la suave sonoridad de la voz al desplazarse creando esa corriente de lo íntimo, de lo cómplice, resulta fácil dejarse arrastrar por las palabras, por el discurso fragmentario del lenguaje que nos trae, nos lleva, nos sugiere, pero aunque la música suene bien, envolvente, conviene prestar también atención a la letra. Hay mucho más debajo.

Una intencionalidad manifiesta en la disposición del discurso, en los giros de la voz, desde una cierta dicotomía que obliga a replantearnos el instante desde esa doble perspectiva (lo vital y el dolor físico), en la que no se pretende dejar rastro solo de las huellas como signo inequívoco de que el dolor mantiene la vida.

No vamos a encontrar centros, ejes claros que nos ayuden a cierta ordenación cronológica, todo es un discurrir dentro de un hilo fragmentario que no por ello decae en la intensidad y en la cercanía, y que, aunque bebe y se alimenta de lo cotidiano, parece suspendido en el tiempo. Las sombras de la memoria se abalanzan sobre ese yo, que a su vez mantiene un diálogo con un tú, insertados en un universo plagado de referencias a lo musical, literario, cinematográfico, en el que lo intertextual no es solo un elemento transversal, sino algo más referencial.

PASADO Y PRESENTE

Se regresa al pasado, pero esa acción continuada aparece cargada de vitalidad hacia la inmediatez de un presente que deja trazas de cierta nostalgia limpia, sin empalago, en la forma de asimilar todo lo que se recibe, sea dulce o doloroso, para aunarlo todo bajo un mismo hilo narrativo. Olvidar las formas, los registros, entrar en lo plácido que marca el instante, desde esas frases cortas, esas ráfagas cuyas imágenes nos infieren una vitalidad -a pesar de los aconteceres- se convierte en una propuesta envolvente que la autora no esconde y en la que parece hallarse cómoda.

La dualidad antes comentada extiende su brazo hacia otra posibilidad, la de disponer al ser inserto en lo cósmico -algo que, por otra parte, ya venía anunciando con guiños continuos a lo estelar-, viviendo un presente continuo, devastado por la intensidad de las percepciones y las sensaciones, y como parte de un todo en el que no solo se está dentro y se participa, sino que además crea una dinámica hacia lo activo y perceptivo del pensamiento como posibilidad permanente.

Esa rotunda forma de cerrar el libro, esa sutilidad a un tiempo, nos confirma la hondura y apuesta de esta entrega, de la que resulta complejo salir indemne, y en la que Pilar Quirosa-Cheyrouce hace algo más que una simple apuesta.

‘Memorial Shadow’ . Autora: Pilar Quirosa-Cheyrouce. Edita: Nazarí. Granada, 2016