Hoy me van a permitir que les hable de tres libros muy diferentes: Plano americano, de la autora argentina Leila Guerreiro; El vicio español del magnicidio, de Francisco Perez Abellán, y la novela gráfica Atado y bien atado. La transición golpe a golpe (1969-1981) de Rubén Uceda. Plano americano, de Leila Guerreiro, no es una novedad propiamente dicha, aunque sí que es cierto que en esta nueva edición, la autora ha incluido nuevas incorporaciones a su extenso «diccionario» de artistas, escritores, cineastas, músicos... etc, que han despuntado a lo largo de los últimos años en Latinoamérica y España. Se trata de una «nomina» audaz, atrevida y hasta polémica para algunos, ya que incluye en ella desde el Fogwill más heterodoxo hasta el inefable Piglia, desde Nicanor Parra y sus antipoemas hasta Hebe Uhart, la «escritora oculta» (que difícil resulta encontrar su obra).

Leila reinventa y se reinventa en este Plano americano, y a la vez, nos seduce y reivindica el buen hacer de un continente que vivió mejores momentos. Las teorías conspiranoicas, tan del gusto de muchos de los mortales, y por desgracia generalmente sustentadas por un sinfín de extraños sucesos, suelen aparecer también cuando hablamos de los magnicidios de aquellos (presidentes del Gobierno por ejemplo) con cuya muerte se pretende y consigue cambiar la historia de un país.

España no ha sido ajena ni a dichos magnicidios, ni a dichas circunstancias, algo que pretende demostrar en este libro, El vicio español del magnicidio, su autor Francisco Perez Abellán. La pregunta es: ¿acaso existe alguna relación entre la muerte de Prim o Canalejas, datadas a finales del siglo XIX y principio del siglo XX, respectivamente, y la de Carrero Blanco en 1973?

Más aún... ¿Existe relación entre estas y el asesinato de JFK? ¿Quién es el verdadero instigador de dichas muertes, y de otras como Cánovas y Dato, todos presidentes del Gobierno? ¿Hay una mano negra encargada de modificar el libre albedrio de los estados?

Las teorías conspiranoicas son eso, teorías, pero no deben caer en saco roto. Francisco Perez Abellán da muestras y datos más que suficientes al menos para cuestionar la historia oficial. Y eso es de agradecer.

Y puestos a cuestionar la historia, Atado y bien atado. La transición golpe a golpe (1969-1981) de Rubén Uceda lo hace y a fe cierta que lo consigue. No es fácil revolver los años de la transición. Están demasiado recientes. Por eso, recorrer la década prodigiosa desde 1970 a 1980, recordar las primeras huelgas obreras, los inicios de CCOO, el regreso de Santiago Carrillo y su peluquín, los primeros años del plomo cuando los estudiantes caían como moscas en las manifestaciones, (si, lo sé, la historia denomina los años del plomo al periodo más sangriento de ETA) es recordar que la memoria colectiva de un pueblo nunca debe olvidarse por mucho que pretendan enterrarla.

Estaremos atentos a próximas entregas de Rubén Aceda. Mientras, disfrutemos, lloremos y revolvámonos en nuestro asiento leyendo este libro, Atado y bien atado.