--¿Qué hitos han caracterizado hasta ahora su mandato?

--Llegamos al gobierno local porque prometimos un cambio. La ciudad quería un cambio y hemos hecho un cambio profundo. Primero, en la estructura y gestión del Ayuntamiento, que ya se está viendo en el funcionamiento de la ciudad, ya se percibe otra forma de trabajar. Y en unas condiciones límite. Uno de los problemas más serios que hemos tenido es que la coyuntura que nos ha tocado era más difícil de transformar de lo que creíamos. El diagnóstico era acertado, se ha aplicado bien y los resultados probablemente tarden en percibirse. Pero hay algunos que se están viendo.

--¿Qué meta se marca en lo que queda para las municipales?

--Cuatro años en política es muy poco tiempo. En un Ayuntamiento los procedimientos son complejísimos, impulsar una iniciativa cuesta mucho, los controles hacen que un expediente, para que tenga las garantías que queremos, se eternice. Lo que queda es rematar muchas cosas. Mañana presentaremos el proyecto del centro de convenciones y ese es el remate de un proceso muy largo. A partir de ahí, el reto es sacar partido a esa herramienta. Quedan otros proyectos que se tienen que hacer, como el metrotrén.

--¿Qué hará para evitar lo que pasó con el centro de congresos en el anterior mandato, que quedó en puertas de la licitación antes de las municipales?

--El Palacio del Sur nunca estuvo cerca de licitarse. El Ayuntamiento en ningún momento tuvo la posibilidad de financiar un proyecto de esas características. Y cuando llegamos, vimos que no se podía hacer. El centro de convenciones no es un centro de congresos, por lo tanto, no lo sustituye, y el de Miraflores no se hizo porque era imposible, porque para ello necesitábamos que Junta y Estado incrementasen su aportación y el Ayuntamiento también, dejando en una situación límite servicios municipales. Nunca, en esos 12 años previos, el Ayuntamiento pudo sacar adelante el proyecto. Queríamos que Córdoba no perdiera cuatro años más, dándole vueltas a algo inviable, y había que buscar una alternativa. Vimos que la fórmula adecuada para los congresos es la reforma del Palacio de Torrijos, y así lo transmitimos a la Junta. Y no va a pasar igual. El proyecto del Parque Joyero está realizado. Se licitará y adjudicará, empezará la obra, que dejaremos hecha si seguimos gobernando, y si no seguimos, dejaremos el dinero que debe poner el Ayuntamiento en una cuenta. Y no será un remanente, será el dinero para que el que llegue, que espero que sea otro compañero del PP o el gobierno del PP, no tenga problemas para construirlo.

--¿Mantiene la idea de empezar la obra antes de las elecciones?

--Probablemente empiece, si todo va bien. Seguramente se presentarán muchas empresas y la evaluación de muchos proyectos es más lenta que la de pocos. Seguramente habrá recursos de las empresas que no resulten ganadoras, por lo que hay variables que no podemos controlar. Pero si todo va razonablemente, lo normal es que el arranque de la obra sea antes de las elecciones.

--Dice que el proyecto lo continuará otro compañero o el gobierno del PP, ¿eso significa que no va a ser candidato?

--(Suspira) En el momento en el que estamos hay que ser respetuosos con muchos temas. Primero, me tengo que encontrar bien para asumir un reto como este, que ha sido muy duro en estos cuatro años. Y cuando no te sientes bien y no sientes que has cumplido, no estás en las mejores condiciones de seguir. Nunca he tenido un apego al cargo que haga que me trastorne si lo dejo. Tiene que ser mi partido, los compañeros del comité electoral, el que decida. Pero tiene que contar con mi voluntad previa. Tengo el compromiso y el reto, y para mí es importante, no es un eslogan, de ver si somos capaces de terminar los proyectos en los que hemos ido trabajando, de transmitir con mucha más certeza que el cambio ha llegado realmente a la sociedad y que tiene un impacto sobre el empleo. Si por lo que sea la evolución del empleo en los próximos meses no es buena, no salen las cosas como espero, tengo que ver si estoy en esas condiciones. Según la EPA, hoy ya habría menos parados que en el 2011, pero quiero ver que esa evolución se mantiene y mejora. Me siento con las fuerzas necesarias para acometer otros cuatro años de sacrificio, porque van a seguir siendo sacrificados, espero que en mejores condiciones y con más recursos y posibilidades, pero de mucho sacrificio, porque esto no es grato, son muchas horas, mucha dedicación, mucha presión, mucha gente que te dice que está descontenta, porque la que está contenta no te lo dice casi nunca, y eso exige una situación personal, que espero que se cumpla, pero que todavía no es una cosa que quiera decidir.

--Entonces, ¿esa promesa de no presentarse como candidato si hay un solo parado más que cuando llegó se mantiene?

--Lo que quiero ver es que esa tendencia, esa línea en la que estamos, se cumple. Cuando terminó el gobierno anterior su mandato, en el 2007--2011, en Córdoba se destruían 10 empleos al día. Esa tendencia de destrucción masiva no se corta en un día. A nosotros nos ha costado año y pico. Ni siquiera en los años del crecimiento entre el 2003 y 2007 en Córdoba se creó empleo. Algo se estaba haciendo mal porque cuando España y Andalucía entraron en un ciclo de creación, aquí se destruía. De febrero del 2013 hasta ahora se están creando 10 empleos diarios. Hemos invertido la tendencia. ¿Nos dará tiempo de llegar en junio del 2015 a recuperar la posición que teníamos? No lo sé, pero si esa tendencia se mantiene, sí estoy contento con la línea en que hemos trabajado. Si no, querrá decir que también hemos equivocado algo.

-¿A qué contrincante teme más?

--Temo al desencanto de la gente. El peor contrincante es que la sociedad deje de creer en sí misma. Cuando eso ocurre, se echa en manos de mesías, de visionarios, de demagogos y fanáticos. El éxito para ir saliendo de la crisis ha sido la gente, que está sabiendo sacar adelante esto. Lo malo es que hay una parte que se está dejando llevar por lo fácil y queriendo jugar a bombero pirómano, a incendiar la realidad para después decir que la pueden apagar. Y la Historia dice que eso casi siempre sale mal.

--¿Cuál será el peso de UCOR, cree que Rafael Gómez logrará más concejales?

--Logrará lo que quieran los ciudadanos. No me gustaría que tuviera mucho peso, no creo que sea un buen síntoma. Cuando la sociedad deja de creer en ella, aparecen fenómenos de este tipo. Después de haberlo pasado muy mal y haber superado esa prueba, la sociedad debe creer en ella. Y tiene que afianzarse la democracia en Córdoba.

--¿Teme la irrupción de nuevas fuerzas como Podemos?

--No. Creo en la democracia. A veces pensamos que se producen errores y el tiempo demuestra que es como una viruela, como algo que había que pasar para fortalecernos. Habrá fuerzas políticas que se presenten que no tienen representación y que probablemente la consigan. Confío en que tengan claro el diagnóstico de su ciudad y que quieran, por encima de cualquier otro interés, el bien para los cordobeses. Lo que no me gustaría es que prevalecieran proyectos asentados exclusivamente en el odio al que no piensa igual y en la descalificación.

--¿Se ha producido algún avance en el proyecto del macrocontenedor cultural de Miraflores?

--Hemos tenido muchas reuniones y avanzado mucho con el Ministerio de Cultura, y con otra serie de entes con los que queremos contar, y muy poco con la Junta, pero confío en que se pueda hacer. Córdoba funcionará cuando sea una ciudad completa y hoy no lo es. Le faltan cosas.

--¿Nos puede dar algún detalle?

--Estoy queriendo ser leal con la presidenta de la Junta y aquí llegué a un acuerdo con ella que no se está cumpliendo, pero quiero hacer un último intento. Espero que antes de que acabe el año podamos hacer un esbozo, una definición, para que se sepa lo que queremos ahí.

--Urbanismo inició la innovación del PGOU en el entorno de La Calahorra, ¿en qué fase está?

--Hay un borrador muy interesante, que va a ser atractivo y permitir dejar tranquilos a los vecinos, a los que se les lleva amenazando con la expropiación, ordenar bien esa pieza, y garantizar que si se quiere hacer allí el Museo de Bellas Artes, se podrá y en las mejores condiciones posibles. Está muy avanzado y es uno de los proyectos que podremos presentar en los próximos meses. Me gustaría que este año sea el del cierre de lo empezado en este mandato y hablar a partir de enero de futuro, de los proyectos que queremos para los próximos cuatro años.

--¿Qué lección le ha dado la ocupación del Rey Heredia?

--En el Rey Heredia se está haciendo una buena labor, el problema es que no se pueden hacer las cosas saltándose la ley a la torera. Si mañana el Ayuntamiento le da una medallita y le pagamos la luz y el agua, habrá otro colectivo que se meterá en otro espacio y tendremos que hacer igual, y luego le tocará al bien de un particular. Hay unas normas que tenemos que cumplir para que la convivencia sea mejor. No estoy en contra de que los que están en el Rey Heredia hagan lo que tengan que hacer, pero les he pedido que no lo hagan a la fuerza. La lección es que si no tenemos unas normas, al final esto es la selva.

--¿No le parece frustrante que el aeropuerto siga sin el uso comercial esperado?

--El aeropuerto es la crónica de un desastre anunciado y a mí no me pueden hacer responsable de algo que me he hartado de decir. La solución no era la ampliación. No se ha hecho completa la primera fase y ha costado más de 80 millones. Para terminar el proyecto hay que irse a una inversión de 150 millones y seguimos con pista pequeña, en zona inundable y sin posibilidad de espacio logístico. Los responsables de esa decisión tienen mucho que ver con que ese aeropuerto no sea atractivo. Me parece de lo más frustrante, sobre todo porque seguimos debiendo 17 millones a AENA. Yo he hablado con bastantes compañías aéreas para activarlo. Todos dicen que es un desastre, que es muy difícil trabajar allí y, además, somos la segunda ciudad mejor comunicada por AVE. Un mal aeropuerto, mal ubicado, con poco margen para el desarrollo y una magnífica estación hacen un cóctel difícil.

--¿Arrancará el metrotrén?

--Muy, muy pronto.

--Temas como el metrotrén, el centro de convenciones, el C4 y el centro de visitantes han tensado las relaciones con la Junta, ¿cómo están ahora?

--A cero grados. Ni frío ni calor. De esas polémicas, no hemos iniciado ni una. Donde podíamos haberla generado, hemos aportado colaboración. Hemos hecho un esfuerzo enorme con el C4 y le hemos regalado cerca de 8.000 metros cuadrados. En cuanto al centro de convenciones, una cosa es no apoyarlo y otra, dinamitarlo. Plantearon la reforma del Palacio de Congresos como si fuera una batalla y yo estoy encantado de que se haga, es lo mejor que está haciendo la Junta en Córdoba. Por cierto, me gustaría saber quién va a gestionarlo, si será concesión administrativa.

--¿Ha planteado ya alguna propuesta a la Junta sobre el plan de la carretera de Palma?

--Le hemos mandado las notas en las que trabajan los técnicos. Es mejor ponernos de acuerdo en el previo, para hacerlo como quiere la Junta, a tener que rehacerlo.

--¿Qué uso tendrán las naves y cuántos metros hay que tirar?

--Lo que planteamos es que los usos no sean el obstáculo. En el plan, que no tiene esa misión, se especificaban, cuando hay herramientas posteriores para ello. Nos dedicaremos exclusivamente al planeamiento, trataremos de pactar la cabida de las naves en cuanto a sus dimensiones, para, en etapas posteriores, determinar los usos.

--Respecto a los metros, ¿han propuesto algo concreto?

--No, no hay un criterio concreto. Hay distintos parámetros sobre los que nos podemos apoyar. Desde hace seis o siete años, con distintos gobiernos, los técnicos han defendido un criterio, que no habría que derribar nada, pero eso no lo acepta la Junta y estamos dispuestos a buscar el punto intermedio.

--¿Qué hará para cobrar la multa de Rafael Gómez?

--Todo, absolutamente todo, lo que esté en nuestra mano. Ese es otro disparate que viene de antes. Por haber hecho mal el expediente, caducó, y de ser el primer acreedor, ahora somos el 17 y es mucho más difícil cobrar.

--¿Del centro de visitantes ha hablado más con la Junta?

--Sí. Se nos ha ido mes y pico de una forma absurda. Hemos recibido un escrito de la delegada territorial y el jueves hablé con la consejera, y existen distintos criterios técnicos sobre el traspaso. Entendemos que el bien es ya de la Junta pero esta dice que se debe abrir un proceso de cesión singular. Lo haremos, porque quiero que se abra cuanto antes.

--Acaba el mandato, ninguna parcelación se legaliza y siguen igual las de suelo inundable, Sierra o Medina Azahara. ¿Qué está fallando?

--Sí se ha avanzado. De hecho, hoy no están resueltas muchas por la realidad económica. Aún así hay algunas que sí. Con la Junta estamos negociando la situación de las de suelo inundable, Sierra y Medina Azahara, y ahí hemos encontrado una actitud poco comprometida. Pero la crisis acabará, veremos otra realidad y ese desarrollo será una salida laboral.

--¿El Ayuntamiento ha ofrecido al Córdoba CF algún tipo de colaboración con terrenos públicos para la ciudad deportiva?

--El Ayuntamiento ya ofreció formalmente dos terrenos que no han cuajado. Mi compromiso ahora es buscar suelos municipales con posibilidades para ubicar una ciudad deportiva y tratar de ponerme de acuerdo con el Córdoba CF. Y espero que podamos hacerlo lo antes posible. Estamos en la fase de prospección de esos suelos. Hablamos de entre 40.000 y 50.000 metros y no es fácil encontrar una superficie así, de deportivo, con las características para ese proyecto. Estamos buscando todos, haciendo una definición de sus posibilidades y se los vamos a presentar al club lo antes posible.

--¿Se descarta entonces la posibilidad de reformar la Ciudad Deportiva Rafael Gómez?

--Esa posibilidad se nos escapa. Si hay un acuerdo entre el propietario y el club y fructifica... Pero ahí el Ayuntamiento no entra.

--Si no se cuestiona la cesión del uso deportivo del estadio, ¿dónde está el problema para firmar un acuerdo si ya hubo un protocolo de intenciones cerrado?

--Quien pide el convenio es el club. El Ayuntamiento parte de que hay un acuerdo, que no nos suponía ningún problema. Por distintas razones, el club nos plantea firmar un convenio, que hay que realizar sobre una normativa que ha evolucionado, que está muy condicionada por la europea y que establece unas condiciones. La ciudad se ha gastado 46 millones de euros en ese estadio, más lo que costó el anterior, y se los ha gastado para que juegue el Córdoba CF. Ahora firmo un convenio y, aplicando las reglas, hay que pagar un canon y el Córdoba CF no puede o no quiere pagarlo. ¿Qué hago, lo echo? Si se hace un convenio, tiene que cumplir la ley. Las herramientas de gestión y uso del estadio son lo suficientemente garantistas como para que se pueda funcionar, la prueba es que se está haciendo. Está habiendo buena colaboración entre Ayuntamiento y club y espero que tengamos muchos años de Córdoba en primera.

--Tras la peatonalización de Cruz Conde, ¿qué otra calle querría sin tráfico?

--La calidad de las ciudades se mide por el espacio que gana el peatón, que se humaniza. Me gustaría incrementar el número de calles peatonales pero no quiero seguir trabajando como se hizo anteriormente. Antes hay que prever la movilidad, los aparcamientos, orientar el comercio, y hacerlo con tiempo.

--¿Le dará tiempo a cambiar el PGOU?

--No. Probablemente sea uno de los temas del siguiente mandato. Tenemos un PGOU que se hizo en el boom psicológico del suelo y hay que ir a otro modelo. Desmontar un plan que no se ha ejecutado completamente no es fácil. El nuevo debe ir hacia dentro y recuperar barrios, no incorporar nuevos, y actuar en zonas como Ciudad Jardín.

--¿Por qué aparcó los planes de la Sierra y Caballerizas?

--Porque entre los dos se llevan 140 millones de inversión.

--Prometió 2.013 viviendas, ¿qué balance hace del plan?

--Dije que había suelo para levantar 2.013 viviendas mañana mismo. Había cerca de 7.000 personas que querían esas viviendas y podían comprarlas. Pero no ha sido así, porque su situación laboral ha cambiado, han perdido el empleo o porque los bancos han sido más restrictivos. Ahora, la demanda de información es el triple a la de hace un año. Cuando acabe el mandato no habrá menos de 700 en marcha, por lo que el balance es positivo.

--¿Mantiene la idea de un nuevo plan de aparcamientos?

--Sí. Hemos trabajado en ese tema. Pero hace falta un trabajo sintético, un gran sistema de movilidad. Se harán aparcamientos y pronto podremos decir varios que pondremos en marcha y que van en la dirección de ese modelo de apoyo a la peatonalización.

--¿Urbanismo se ha salvado?

--Sí, absolutamente, y es imprescindible. Si no la tuviéramos, muchos de estos proyectos y otros serían imposibles.

--¿Su proyecto estrella será el centro de convenciones o '50 obras en 50 barrios'?

--El de más impacto real en la ciudad será el 50 obras en 50 barrios . El otro es una apuesta a futuro. Tenemos que trabajar para tener una industria en torno a la agroalimentación pero hay otra, el turismo, con un potencial enorme. Córdoba tiene buen nivel de ocupación los fines de semana, pero hay que buscar ferias, convenciones, actividades de empresa, para los días entre semana. Por eso queremos el centro y si lo hacemos bien, se creará empleo y lograremos un destino más sólido.

--¿De qué se siente más satisfecho y qué espinita le queda?

--Séneca decía que al que no sabe donde quiere ir no le sirven ni el viento ni las velas, porque va a estar dando tumbos. De lo que me siento más orgulloso es de que desde el primer momento hemos sabido dónde queríamos ir. Unas veces hemos acertado más, otras menos, pero estamos llegando a donde queríamos, a pesar de las dificultades. Incluso hemos acertado en cambiar el rumbo. Pero me hubiese encantado ser un alcalde de consenso, no de polémica, ni con la Junta ni con la oposición, pero ha sido imposible. No recuerdo una etapa de la virulencia, de la dureza de esta. Pero no recuerdo ni una propuesta de los grupos, todo han sido ambigüedades. Me hubiera gustado tener una relación más cordial y útil con la Junta. Lo he intentado por todas las vías. La Junta también vive una situación compleja, un gobierno de dos partidos en el que hay discrepancias y no ha habido forma de tener otro tipo de relación.