El autobús que ardió completamente el domingo en la N-432, a la altura de Cerro Muriano, mientras cubría el trayecto Córdoba-Pozoblanco y en el que viajaban 18 pasajeros, además del conductor, tenía 10 años de antigüedad y cumplía con todos los requisitos de mantenimiento y revisiones periódicas, ITV, extintores y seguros, según afirmó ayer Juan Sánchez, gerente de la empresa Auto Transportes Ureña, que opera bajo el nombre comercial de Linesur. Aunque aún se desconocen las causas del siniestro, que se siguen investigando, Sánchez lo achacó a "algo fortuito", desde el "fallo de un latiguillo a un cortocircuito", pero avanzó que por el estado en el que quedó el autobús será "prácticamente imposible" determinar cuál fue la avería.

El gerente de la empresa, que cubre desde 1980 el trayecto a Pozoblanco sin haber sufrido ningún accidente de este tipo, explicó que fueron los propios viajeros quienes avisaron al conductor de la existencia de llamas y humo en la parte trasera del autobús, por lo que este "paró el vehículo inmediatamente y actuó con una profesionalidad encomiable", facilitando el desalojo y que los usuarios pudieran ponerse a salvo. Aunque una viajera relató a este periódico que se vivieron momentos de "pánico" porque no se abría la puerta, Sánchez aseguró que la apertura se hizo "con absoluta normalidad", aunque pasaron unos segundos, que a los viajeros pudieron parecer largos, porque para abrirla era preciso que el autobús estuviera completamente parado.

Sánchez, que insistió en que "lo importante es que no hubo desgracias", aseguró que la empresa ya se ha puesto en contacto con todos los viajeros "para atenderlos" y hacer frente a sus reclamaciones y posibles indemnizaciones. Los pasajeros, que permanecieron en la carretera una hora y media hasta continuar el viaje en otro autobús, perdieron muchas de sus pertenencias, algunos "maletas completas".