Reportaje

Dos décadas del Puente Romano sin coches

El 1 de mayo de 2004 la pasarela más vetusta de la ciudad se cerró al tráfico para siempre

Cuatro años después de la peatonalización, el monumento se presentó con una imagen completamente renovada

A día de hoy, nadie puede imaginarse tráfico en uno de los grandes iconos de la ciudad

Puente Romano, 20 años de peatonalización

Diario CÓRDOBA

Noelia Santos

Noelia Santos

El 1 de mayo de 2004, a las 9.45 horas, pasaba el último coche por el Puente Romano de Córdoba. Era una furgoneta de la panadería Santa Marta y su conductor se vio sorprendido por fotógrafos y periodistas que querían preguntarle qué se sentía al ser el último en circular en vehículo por la histórica pasarela. En pocos días se cumplirán 20 años desde la peatonalización del Puente Romano, el puente viejo de la ciudad, el que aguantó durante 20 siglos como la única posibilidad de cruzar el río Guadalquivir en la ciudad sin tener que usar una embarcación.

La peatonalización del puente fue impulsada por el técnico de Movilidad Antonio Valdenebro, fallecido en 2019. Córdoba le debe, sin duda, el cambio que supuso su manera de entender la movilidad y la accesibilidad en la ciudad. Luego vinieron más peatonalizaciones, muchas de ellas polémicas. No ocurrió de forma tan vehemente con el histórico puente, quizá porque todo el mundo entendía que la peatonalización tenía todo el sentido.

Imagen en la que se observan las estrechas aceras.

Imagen en la que se observan las estrechas aceras. / noelia santos

Hasta el día en que se cerró al tráfico, por el Puente Romano circulaban diariamente 10.000 vehículos. José Antonio Cabanillas era por aquel entonces el responsable de Seguridad y Tráfico en el Ayuntamiento. El día en que el puente se cerró a los coches, afirmó que la peatonalización no iba a suponer ningún caos. Así fue. Ya estaba abierto el polémico puente de Miraflores y el de San Rafael, por donde pasaban 60.000 coches al día, empezaba a descargar vehículos en el de Andalucía.

La imagen de la ciudad

Es complicado ahora pensar en un Puente Romano con tráfico, con coches, autobuses, motos... La pasarela, construida en el siglo I d. C., está anexionada de forma intrínseca a la imagen de esta ciudad. La Mezquita-Catedral, el puente y la Torre de la Calahorra forman la imagen más reconocida de la ciudad y ya nadie se imagina a un coche recorriendo sus 331 metros.

José Antonio Cabanillas ya advirtió cuando se prohibió el tráfico que el cierre era «irreversible» y que no habría «marcha atrás». Andrés Ocaña -ya fallecido-, que era teniente alcalde de Urbanismo, también se mostró taxativo a la hora de comunicar la medida: «El Puente Romano se cerrará para siempre al tráfico». También Ocaña adelantó una realidad inalterable, que cordobeses y visitantes, con la peatonalización, iban a disponer «de un mirador privilegiado desde el río».

Vehículos de todo tipo circulan por la pasarela.

Vehículos de todo tipo circulan por la pasarela. / noelia santos

En los tiempos en los que el Puente Romano se cerró al tráfico todavía no presentaba la imagen actual, que llegaría pocos años después. Sí se estaban ejecutando por aquel entonces unas obras de parte de la Junta de Andalucía. El Gobierno autonómico trabajaba en 2004 en el entorno de la Torre de la Calahorra, una obra que incluía, además, el reforzamiento de los cimientos del puente. También estaba previsto actuar al otro lado de la pasarela, en la Puerta del Puente. Esta intervención suponía tener que cerrar la infraestructura romana, que ya nunca se volvió a abrir al tráfico.

Puente Romano y torre de la Calahorra.

Puente Romano y torre de la Calahorra. / noelia santos

Durante unos años más, la pasarela mantuvo la fisionomía que tenía por aquella época: dos carriles para tráfico y dos pequeñas aceras para los peatones en las que apenas cabían dos personas caminando en paralelo. Luego llegaría su transformación total, una reforma que vino de la mano del arquitecto Juan Cuenca y que no estuvo exenta de polémica. En esta remodelación, ejecutada entre 2006 y 2008, se limpiaron los tajamares, se descubrieron los sillares originales, se sustituyó el adoquinado por un suelo liso de placas de granito a medio pulir, se sustituyeron las farolas decimonónicas por luminarias funcionales y se rehabilitó una hornacina existente dedicada a San Acisclo y Santa Victoria. Además, se recuperó el nivel del extremo norte del puente igualándolo a nivel con la Puerta del Puente y el Paseo de la Ribera. Con la obra, el puente y su entorno cambiaron para siempre.

Pocos cambios llegarían a partir de ese momento. Aunque se pueden nombrar algunos. En el verano del año 2017, pocos días después de los atentados de Barcelona, se decidió colocar unos grandes maceteros en ambos extremos de la pasarela. Los elementos, que aún siguen ahí, están destinados a impedir o dificultar que vehículos de mayor o menor tamaño entren en zonas concurridas, como es el caso de este espacio, por donde a diario circulan miles de turistas y cordobeses. Y esto es solo parte de una historia del Puente Romano, el más antiguo de la ciudad. Una pasarela histórica que, además, ha sido escenario de grabación de varias producciones cinematográficas y televisivas. Filmes españoles como Carmen, de Vicente Aranda, o Hable con ella, de Pedro Almodóvar usaron al puente como escenario. Aunque posiblemente la producción más actual y conocida sea Juego de tronos, para cuya quinta temporada se usó la pasarela.

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