La Comisión Europea ha decidido acabar con las polémicas sobre el impacto en la Unión Europea (UE) de la eventual independencia de una región europea rehuyendo el debate que se está produciendo actualmente en Cataluña, Flandes y Escocia.

Tras amenazar primero a las regiones separatistas con la expulsión automática de la UE si se independizaban y después matizar que esa expulsión automática no estaba tan clara, ahora el Ejecutivo comunitario ha indicado que no se pronunciará hasta que se produzca efectivamente un caso concreto.

La Comisión Europea "no tiene ninguna posición que expresar" sobre las implicaciones del referendo de Escocia o la eventual independencia de Catalunya o Flandes en la continuidad de la pertenencia de esas regiones a la UE una vez convertidas en nuevos estados.

"No queremos expresar una posición sobre lo que son cuestiones de orden constitucional interno de un estado miembro de la UE", ha señalado portavoz comunitaria. "La Comisión Europea no se pronunciará mientras sea una cuestión hipotética" la independencia de esas regiones, ha insistido la portavoz.

El Ejecutivo comunitario ha anunciado que únicamente expresará su opinión sobre las implicaciones de esa independencia para la pertenencia a la UE y a la aplicación en el nuevo estado de las leyes europeas "si se produce una petición formal de un estado a partir de una situación real muy concreta", no meras hipótesis. El Tratado de la UE no tiene ninguna disposición respecto a las implicaciones de la secesión de una región de un estado miembro, pero la Comisión Europea insiste en que esa secesión "no sería neutral", es decir que tendría consecuencias.