El 22 de junio del 2014 supuso el fin y el principio para la etapa de Carlos González en el Córdoba, que adquirió a través de Ecco Documática para pasar posteriormente, en una operación de matrioska mercantil, a ser propiedad de Azaveco SL.

Resultó ser el final a un primer ciclo en el que González acaparó protagonismo, éxitos deportivos y, a través del concurso de acreedores en el que estaba el club, gestión de la entidad. Jugó dos eliminatorias de ascenso a Primera, ascendiendo el tercer año, logró meter al filial en Segunda División B. El equipo hizo disfrutar a El Arcángel, con Paco Jémez primero, con hombres como Charles, Borja García, Javi Hervás, López Silva o Fede Vico, que terminaron por llevar al Córdoba a una histórica clasificación para las eliminatorias de ascenso. Luego, con Rafa Berges se marcó otro hito: eliminar a la Real y enfrentarse en Copa ante el Barcelona de Leo Messi. Finalmente, al tercer año se logró el ascenso, no sin evitar vericuetos, como ocurrió desde el inicio: con cambio de entrenador en mitad de la temporada y mirando hacia abajo en un tramo de la misma. Tras 42 años de ausencia, el Córdoba regresaba a Primera... Y le llegaban los problemas.

Carlos González decidía todo en el club y, finalmente, terminó pasándole factura

El Córdoba sumó solo 20 puntos en aquella Liga y muchos de los sinsabores llegaban por el creciente protagonismo en las decisiones del máximo accionista, interviniendo desde el sillón del despacho hasta en el último banquillo del vestuario. Fue el primer aviso que le dio el propio fútbol. Las dos temporadas y media en Segunda restantes no han sido sino una continua línea descendente. Estando colíder con Oltra, desechó reforzar a un equipo que defensivamente era el más corto de la Liga y que daba síntomas de cansancio. La pasada temporada, se salvó en la penúltima jornada de Liga y en esta va colista, a ocho puntos de la salvación. En lo social, nunca le fue bien, aunque en esa primera etapa se salvó gracias a esos números deportivos, mientras que en el apartado institucional y de gestión cualquier movimiento de la entidad blanquiverde siempre estuvo marcado por la gestión personalista de su máximo accionista. La falta generalizada de verdaderos profesionales en varios de los campos vitales para un club se hacía combinar con ese deseo del propio González de decidir sobre todo lo que acontecía en la entidad blanquiverde. Y, finalmente, terminó pasándole factura: en la ciudad, con la afición, con las instituciones y con la prensa. De Ecco a Azaveco.