Nacido en 1952 en la localidad minera de Tkibuli (Georgia), Tariel Oniani se crió huérfano después de que su padre muriera en la mina. Su carrera comenzó pronto. Condenado por robo a los 17 años, cumplió ocho condenas antes de ir a Moscú. Allí, en los 80, se abrió paso en los ambientes criminales y logró el estatus de ladrón de ley. En los 90 se fue a París, y de ahí, a España. Desde su mansión en Barcelona se dedicaba al blanqueo de dinero. Al huir por la operación Avispa, dejó atrás a su hija, que fue alojada en un centro de menores y vigilada las 24 horas por si su padre volvía a buscarla. Como venganza, Oniani ordenó el asesinato de los jueces y fiscales que llevaron a cabo la investigación. Actualmente, como jefe del clan mafioso Borov, Oniani dirigía a la mayoría de las mafias caucásicas.