Tiene todos los ingredientes de una película de Hollywood: el Pentágono intenta derribar un satélite espía fuera de control antes de que se estrelle contra la Tierra. Será mañana --un día después de que el transbordador espacial Atlantis aterrice en Florida-- cuando EEUU llevará a cabo el primer intento para desviar hacia el mar el aparato. La operación costará entre 40 y 60 millones de dólares (entre 27 y 41 millones de euros) y el objetivo es hacerlo cuanto antes para que, en caso de fallar, haya tiempo de disparar un segundo misil.

De no intervenir, el satélite se estrellaría a principios de marzo. Washington ha tomado la decisión por "el daño potencial que representa para los ciudadanos la explosión de su tanque de combustible tóxico". Sin embargo, el plan es visto como un intento de probar armas en el espacio e intimidar a China. Ha sido criticado tanto por Rusia como por expertos en la materia.