Cada concurso de patios tiene su polémica. Unas veces, la chispa ha saltado por los controladores, otras por la inclusión de viviendas turísticas y este año, por la exclusión de cinco patios populares a escasos días del concurso. Dicen que nunca llueve a gusto de todos. Los cuidadores de patios lo saben mejor que nadie y ya han solicitado una revisión de las bases que defina de una vez qué es un patio popular y garantizar que todos compitan en igualdad de condiciones. El año del centenario servirá pues para dar otra vuelta de tuerca a un concurso que ha vuelto a despertar un inusitado interés, quién sabe si por la efemérides, por la crisis derivada de la pandemia o por todo un poco. 

Marroquíes 6 | Preparativos en la casa de vecinos de la zona de Santa Marina. CHENCHO MARTÍNEZ

El caso es que analizando el listado definitivo de recintos, pocas son las novedades. La más llamativa ha sido la inclusión por primera vez de un patio conventual, el de Santa Marta, adornado expresamente para la ocasión. Basta traspasar la puerta del convento para ver que todos los detalles han sido cuidados y que no hay nada casual en el patio. Las macetas, debidamente alineadas, orquestadas por colores, las piedras del suelo limpísimas, los botijos colgados y los elementos decorativos que lo conforman lo convierten en un escenario perfecto en el que se echa en falta el desorden que acompaña a los espacios transitados. Según Sor María Engracia, ajena a la polémica que ha suscitado su participación, las propias monjas del convento han sido las primeras sorprendidas de formar parte del concurso. «Siempre hemos tenido mucha relación con la cofradía de la Misericordia porque sus imágenes estuvieron en este convento y esta ha sido una forma de agradecérnoslo», explica sincera, «ellos se van a encargar de todo, aquí solo vivimos siete monjas y, como somos de clausura, no podemos salir a atender al público». Las habitantes del convento mantienen la sobriedad del patio durante todo el año. «Las flores las han traído para el concurso y nosotros hemos aportado los elementos que lo adornan del convento». El accésit y los premios que pudieran ganar se entregarán a las religiosas, que viven con escasos recursos propios y donaciones. El convento se estrena y otros regresan tras un año de ausencia. Es el caso de Marroquíes 6, la espectacular casa de vecinos ganadora de tantos premios.

En octubre no participó y este año regresa. «Tenemos mucha ilusión aunque se echa en falta el dinero del accésit que no tuvimos, menos mal que en la floristería de Santa Marina nos dan crédito», confiesa Ángela, «porque las lluvias han echado a perder mucha flor». Es la queja más repetida en los patios este año, la lluvia impertinente. «Esto es grandísimo, así que tiene mucho trabajo, pero vamos bien». Julio Romero 15, que participó por primera vez en el 2020 repite este año, igual que Martín de Roa 2, que después de irse, volvió en el 2020 para quedarse, según parece. Ellos regresan y otros que se fueron, nadie sabe si volverán. Pasó con Pozanco 21, que desde la muerte en el 2019 de Elisa, el alma de ese patio, no se ha vuelto a presentar. Está por ver qué pasará con los excluidos, como Zarco 13, que retomó hace tres años la tradición de su abuela y cuyo joven cuidador no tiene claro que vaya a presentarse más. «Lo preparé con mucha ilusión y no me lo esperaba, pero ya que he hecho la inversión y estaré estudiando en casa, no me importará mostrarlo a quien llame a mi puerta». Entre los patios institucionales, que participan fuera de concurso, figura una joya situada en la Plaza del Potro 1, la casa de Romero de Torres, que abrirá también para mostrar la maravilla arquitectónica del edificio, las estancias rehabilitadas y una instalación inaugurada el 30 de abril, titulada Naturaleza Cósmica. Santuario de la Mariposa Monarca, de la artista Lucila Veloz. 

Zarco 13 | Patio excluido.

Zarco 13 | Patio excluido. CHENCHO MARTÍNEZ

En la Axerquía, el centro de interpretación de los patios, en la calle Trueque 4, cerrado desde hace meses pese a haber nacido con la encomienda de explicar la fiesta a los visitantes, reabrirá estos días sus puertas para deleite del visitante. Fuera de concurso, mantiene en sus rincones la esencia de lo que lo hizo ser uno de los más premiados de Córdoba. Aunque Carmen Montilla ya no esté, la mujer que mimó durante años el jazmín y las rosas que lo pueblan, el recinto no ha perdido su lozanía y sigue siendo la descripción perfecta de un patio cordobés.