Opinión | EL TRIÁNGULO

Política de laboratorio

La política nace o se hace? Es decir, ¿surge o se fabrica? Últimamente parece que ningún asunto se escapa a la elaboración en los laboratorios de Madrid. Me refiero a la actividad del día a día, a las noticias que saltan a las portadas, a las últimas horas, a la información más importante que los ciudadanos deben conocer por su trascendencia. Tengo la sensación de que cada vez cuesta más encontrar naturalidad y veracidad en los hechos que supuestamente ocurren, aunque en la práctica comprobamos que muchos de los que provocan ríos de tinta acaban no sucediendo nunca. Da igual. Gana quien consigue colocar el foco donde desea. El verdadero triunfo es el de aquel que logra atribuirse el relato. Mientras la amnistía y las tractoradas pierden fuelle, momentáneamente, y el narcotráfico en el Estrecho se hace hueco a codazos en la agenda oficial, las elecciones en Galicia devuelven el protagonismo a los liderazgos o, mejor dicho, a la batalla por los mismos. Como casi siempre, las elecciones autonómicas validan o cuestionan a los cargos nacionales y sus políticas. Rara vez se tiene en cuenta el trabajo a pie de obra de los candidatos regionales, que en muchas ocasiones sí explica la victoria o la derrota en el territorio que se somete a las urnas. Sin duda, es mucho más rentable política e informativamente hablando trasladar los resultados a la capital de España y proclamar un ganador, pero sobre todo un perdedor. El juego se reparte a las doce de la noche y la nueva partida comienza desde hoy bien temprano. Las maquinarias se ponen en marcha y definen los movimientos a seguir en las próximas semanas. El tablero y las figuras no han cambiado, pero la estrategia sí. Cuesta poco conformar los argumentarios del día después para defender un mal o buen resultado electoral. Los que pierden porque encuentran a un culpable a quien endosar los pocos escaños obtenidos: una baja o alta participación, un supuesto socio del espacio político que no ha entendido quién era el verdadero adversario... Los que ganan porque pueden establecer paralelismos buñuelescos o causas-efectos difícilmente creíbles con los que atacar; por ejemplo aprovechar la coyuntura para cuestionar a la dirección del partido a nivel estatal o pedir elecciones anticipadas. La política ha dejado de ser el arte de reaccionar a los imprevistos con inteligencia y astucia. Ya no es la respuesta a unos hechos que acontecen sino el diseño de una táctica, a veces burda para dirigir la atención y los medios afines al interés propio. Es un artificio, un diálogo de sordos, una farsa en la que todos desempeñan un papel, a ratos protagonistas, a ratos actores secundarios, pero siempre jugadores.

* Periodista

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