Opinión | No me digas

Pedro Sánchez y el biberón

El mismo año en que nacía Pedro Sánchez, en 1972, también nacía el grupo onubense Jarcha. Jarcha compuso el tema musical que fue considerado como el himno civil de la Transición, ‘Libertad sin ira’, entre otros de enorme éxito que cantaban a la libertad, la tolerancia, la democracia y sentimientos humanos. Calaron inmediatamente en una población necesitada de desarrollar todos estos valores, y que nos hacían pensar, como ese otro tan acertado que se titulaba ‘Cadenas’ («es la libertad rodeo que va dando la cadena»). Los estudiantes de 1976 y siguientes, en aquellos años fascinantes de adolescencia, sed de conocer y aprendizaje democrático, mientras Pedro Sánchez berreaba en la cuna y no se enteraba de nada, nos reencontrábamos en una sociedad decidida a mirar hacia adelante sin rencores ni ataduras al pasado. Y hacíamos sonar estas y otras canciones en las máquinas de discos de los bares, junto a otras como ‘Je t’aime, moi non plus’, que hablaba de otras cosas, igualmente necesarias e imprescindibles a nuestros años en aquel país todavía cateto, cursi y ñoño. Cuando creció, Sánchez desarrolló un físico envidiable, una cara bonita dura como el cemento y una verborrea de demagogo ‘cum laude’ sólo comparable a otros tipos y tipas que fueron gestados más tarde y que tampoco vivieron la Transición, como Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, Ione Belarra, Irene Montero y el largo etcétera que nos tienen cogidos hoy día por el mango y la manga. Lo que no desarrolló Sánchez fue el gusto por la investigación, por eso la tesis doctoral se la tuvieron que hacer otros, como el exministro Miguel Sebastián y gentes de su gabinete como Carlos Ocaña; si hubiera tenido algo de ímpetu investigador, habría profundizado en lo que fue y lo que supuso la Transición y no estaría ahora echando más agua a ese papel, mojado desde hace años, al que seguimos llamando Constitución. Al igual que Sánchez, a España la han gobernado ilustres cuarentones, como Adolfo Suárez, Felipe González, Juan Carlos I o José María Aznar; la diferencia es que estos sí vivieron la Transición mientras Sánchez chupaba del biberón o de lo que chupara. Y así, pasa lo que pasa.

* Escritor @ADiazVillasenor

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