Opinión | EL ALEGATO

Indulto y amnistía. Ni perdón ni olvido

Con los delitos de agresión sexual y coacciones de la querella de la Fiscalía contra Rubiales aún dando sus últimos coletazos entre los rezagados en los foros de opinión tasca/jurídicos, la mayoría hemos avanzado en temario y llevamos unos días con las figuras jurídicas del indulto y de la amnistía.

No deja de ser agradable comprobar cómo gente a la que se le supondría dificultad comprensiva en la lectura de cualquier novela que no perteneciera al género «han hecho un libro de la peli» tienen una capacidad para interpretar el alcance normativo que para sí lo quisiera cualquier tribunal.

Llevo escuchadas opiniones de todo signo en cuanto a los términos puestos de moda por el Sr. Puigdemont: indulto y amnistía (ya es reiterativo en alturas llamarse cerro del monte, más como dice mi suegra: ¡torres más altas cayeron!).

Hasta que el prófugo de la justicia no ha puesto sus condiciones sobre el tapete estratégico del Sr. Sánchez para poder darle los siete votos que propicien su investidura, para el ciudadano de a pie, el indulto lo daba Jesús el Rico a un preso cada miércoles santo o el presidente del coso a un toro por su bravura. No obstante, en pocos días, todo el mundo parece estar versado sobre indultos, amnistías y límites constitucionales.

En mi modesta opinión, que no llega más allá de la información que cuando estudiaba Derecho se me facilitó sobre ambos términos jurídicos y la que posteriormente he podido obtener leyendo artículos de opinión de expertos, entiendo que lo que «el Carles» exige «al Sánchez» (aparte de que mantenga su genuflexión), es que borre de la memoria histórica los hechos que acontecieron el 1 de octubre de 2017, esto es, aquel referéndum de autodeterminación que no se convocó como se dijo para saber qué opinaban los ciudadanos, sino para conseguir la deseada separación.

Acceder a esa petición (no contemplada su prohibición por la Carta Magna, efectivamente, pero no por ello constitucional, que si todo lo prohibido estuviera contemplado en la del 78, como el título de la canción del «noi del Poble Sec», estaría hasta servidora), implicaría miccionar o «pixar» en la justicia; «Passar-se pels collons» las decisiones de nuestros tribunales.

Si Pedro Sánchez saca el pañuelo naranja de una amnistía disfrazada de indulto, que espere el pañuelo verde devolviéndole a los corrales. 

* Abogada especialista en Derecho del Trabajo y Seguridad Social

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