Opinión | APRENDER PARA CONTAR

Comité para el uso pacífico del Espacio Exterior

Copuos lidia con asuntos de nuestra sociedad que puedan tener impacto en el espacio que se salen de la jurisdicción de cada país

Suena a ‘La guerra de las galaxias’, pero les aseguro que este comité existe. Sus siglas en inglés son Copuos (Committee on the Peaceful Uses of Outer Space) y es uno de los Comités de Naciones Unidas. Las Naciones Unidas tiene varias sedes. En la que se localiza en Nueva York, se ubica la Asamblea General. Copuos tienen su centro de operaciones en Viena, en Europa, y ahí suceden muchas cosas que tienen que ver con las relaciones internacionales, con acuerdos y temas de discusión amparados por la ONU. Copuos tiene que lidiar con asuntos de nuestra sociedad que puedan tener impacto en el espacio que rodea a nuestro planeta y que se salen de la jurisdicción de cada país.

En las películas oímos que «alguien ha violado el espacio aéreo», eso se refiere al trozo de cielo que cada país tiene como parte de su territorio. El espacio aéreo es una porción de la atmósfera terrestre, regulada por un Estado (país) en particular. Con base a la legislación internacional, la noción de espacio aéreo soberano incluye la superficie del país más el área que corresponde con la definición marítima de las aguas territoriales, 12 millas náuticas (22,2 km) hacia el exterior de la línea de costa. Un país puede también, mediante acuerdos internacionales, asumir la responsabilidad de controlar regiones del espacio aéreo internacional. Por ejemplo, Portugal mantiene el control del tráfico aéreo sobre gran parte del océano Atlántico, y Estados Unidos sobre la mayor parte del océano Pacífico, incluso tratándose de aguas internacionales.

Los acuerdos internacionales reconocen la soberanía estatal sobre el espacio aéreo, pero no la extienden al espacio exterior. La Federación Aeronáutica Internacional ha establecido la Línea de Kármán, a una altitud de 100 km, como el límite entre el espacio aéreo y el espacio exterior. La atmósfera de todo el planeta, por encima de 100 km, es «espacio exterior» y se regula por organismos internacionales, como Copuos.

Copuos tiene dos comités, uno científico y otro jurídico, que trabajan en reuniones plenarias o en grupos de trabajo para un asunto particular. Los debates del Comité han de ser propuestos por un Estado o grupo de Estados. Cada uno de los dos subcomités transmite sus informes al Comité del Espacio, que a su vez somete sus proposiciones a la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. El Comité del Espacio ha tenido una expansión continua, pasando de 18 miembros en 1958 a los 102 que tiene actualmente.

Este mes de junio se celebró en Viena la reunión plenaria del Comité Científico de Copuos. Asistí como miembro de la delegación española, acompañando a nuestra diplomacia de las Naciones Unidas en Viena. Era una reunión muy importante. Entre los puntos a discutir estaba incluir en la agenda de la Comisión del Espacio la protección del Cielo para la Astronomía frente a posibles amenazas como son las megaconstelaciones de satélites que empresas privadas están lanzando. De este tema ya les hablé en mi artículo del domingo cuatro de diciembre de 2022, que se titulaba «Chatarra espacial o espacio limpio».

Después de mucho trabajo internacional, reuniones de astrónomos, organización de conferencias, implicación de la Unión Astronómica Internacional, empuje de Chile y España y otros países... se planteaba finalmente incluir como punto para los próximos años la discusión sobre Cielos oscuros y megaconstelaciones en la agenda de Copuos.

La ceremoniosidad del encuentro era impresionante y también lo eran el edificio mismo y las sala donde nos reuníamos. Un espacio semicircular con los representantes de cada país, sentados por orden alfabético de los nombres de los países en inglés. España (Spain), tiene a un lado a Sudáfrica (South Africa) y al otro a Suecia (Sweden). A media altura, en la parte de atrás del hemiciclo, hay espacios con vidrios y vista a la gran sala -como una gran pecera- donde están los traductores. Desde la silla, con un auricular, se puede escuchar lo que se habla en tu idioma, que se está traduciendo a medida que hablan. Todo sigue siendo como en las películas :) El preámbulo de la participación de cada diplomático es impecable en la forma. Agradecen la intervención a la que se van a referir y a la persona que la ha hecho, y hasta usan calificativos cariñosos, aunque siempre moderados, claro está.

Pero aquí llegó lo chocante para mí, que soy de otro universo. Empezaron a rechazar el título del punto de la agenda de los Cielos oscuros y silenciosos por razones que, aparentemente semánticas, escondían «intereses paralelos». Al título inicialmente propuesto, ‘Cielos oscuros y silenciosos; beneficios para la ciencia y la humanidad’, le empezaron a quitar partes y le añadieron «megaconstelaciones». La palabra venía acompañada por «impacto de», «beneficio de», «posible regulación», «objetivos de»... y ahí el debate se disparó -yo diría que se disparató- y ya les adelanto que, después de un día entero de discusión, a las 10 de la noche se cerró el tema sin acuerdo. Ósea que no hay punto de agenda porque no hubo acuerdo sobre el título del punto.

Claramente el asunto es mucho más complicado de lo que les he contado. Los miembros de la Comisión del Espacio son expertos y distan mucho de ser ignorantes o poco cualificados. Lo que sucede es que representan a sus países, que tienen intereses variados, mas allá de lo que se discute en esta comisión. Voy a hacer un resumen con el que seguramente ellos no estarían de acuerdo. Hay países que quieren apoyar a la ciencia, en particular a la astronomía. Son muchos, yo diría que la mayoría. Algunos de esos países también tienen empresas muy potentes que, entre otras cosas, desarrollan «satélites baratos» de uso general que forman las megaconstelaciones. Hay otros países que ven en las megaconstelaciones una amenaza a su seguridad nacional y a su organización de país, y que no quieren satélites sobrevolando su espacio aéreo, estén o no preocupados por la astronomía.

La diplomacia no funciona de manera simple. En Naciones Unidas se hacen lobbies que trabajan juntos y los países no se desmarcan votando lo que en cada momento les puede resultar más razonable o mejor para sus intereses. Eso tiene un punto hermoso, hay lealtad y acuerdos, pero también eso lleva a que haya bloques y bloqueos.

En resumen, el punto no entró porque tras la semántica había muchas otras implicaciones. Yo salí decepcionada, nuestro representante en Copuos, José Manuel Ramírez Arrazola, agotado. Qué gran profesional, dudo que alguien pudiera haberlo peleado más y mejor. Pero, tras la decepción y una vez descansada, volví a ser positiva y estoy segura de que encontraremos la manera de seguir insistiendo en el futuro. En el camino aprendí mucho y, como dice mi columna, aquí os lo cuento.

 ** Astrofísica

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