Opinión | TRIBUNA ABIERTA

Autovías del agua

Puede llegar un momento en que sencillamente no salga agua del grifo cuando lo abramos

Recuerdo el inicio de la espléndida película de John Ford sobre la novela de Steinbeck ‘Las uvas de la ira’, quizás la única novela-verdad, que por ello me interesa, de la narrativa norteamericana del siglo XX, luego dada al mercantilismo de los vulgares ‘best sellers’ evasivos, que se copian en nuestro país.

En esa escena se recrea la crisis de 1929. Los norteamericanos, muy inteligentemente, salieron de ella con Roosevelt: primero por las políticas económicas keynesianas de expansión, semejantes a las que han aplicado ahora en Europa brillantemente von der Leyen y Lagarde, frente a la criminal política de recortes de Merkel y Schäuble, que empobreció aún más a los países del sur de Europa, a los que además de llamaba ‘pigs’ (cerdos) por las iniciales de Portugal, Italia, Grecia y España...

Pero además la sequía aquejó a California, una sequía extrema que arruinó a los agricultores que tuvieron que emigrar en masa. No soy especialista en el tema, pero sí he visitado muy frecuentemente las universidades norteamericanas, y especialmente las de California, de tan grato recuerdo. Y me dicen que los californianos --aunque ahora aquejados de terribles incendios de verano-- solucionaron el problema del agua creando grandes conducciones de agua que la repartían entre todas las zonas, venidas de otros lugares.

Yo alucino en nuestro país. Alucino en colorines, que dicen por ahí. Me sorprende que la prensa dedique tanto espacio al protocolo de Ayuso o al nene de la Obregón o a la coronación de un monarca extranjero, cuando por efecto del terrible ‘calentamiento global’ --que Dick Cheney hizo llamar con el eufemismo de ‘cambio climático’-- puede llegar un momento en que sencillamente no salga agua del grifo cuando lo abramos...

El gran problema con que se va a encontrar nuestro país, si los paradigmas antiecológicos persisten, es el de la falta de agua.

Ello hará que los ganaderos y agricultores se arruinen, y que el turismo no acuda y se desplace a otros lugares sin ese problema.

Ganaderos y agricultores que trabajan a pérdidas, que tienen que tirar la leche porque los intermediarios no se la pagan justamente. ¿Dónde está el Ministerio de Agricultura?

Ganaderos y agricultores que se han espabilado tanto, trabajando duro, creando oferta ecológica de calidad para mercado exterior, como constata el espléndido programa de TVE1 ‘Aquí la tierra’. Pero en la agricultura hay también un cultivo intensivo que debería prohibirse, como el del arroz, el aguacate y el mango, que requieren mucha agua. Habría que subvencionar a esos agricultores para que cambiaran de cultivo a otro más adecuado.

Y, sobre todo, habría que pensar en grandes ‘autovías del agua’, que la trasladaran de desalinizadoras de la costa o de los lugares en que sobra, si queda alguno, a zonas centrales como la de Córdoba. Esta sería la mejor tarea de un gobierno que podría obtener fondos europeos, al estar en sintonía.

En una entrevista oí decir a una sabia investigadora del CSIC que en España «hay agua para todos, pero no hay agua para todo». Ojalá que los políticos se ocupen de ello, de las cosas que de verdad importan.

* Catedrático de universidad y escritor

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