Ahí tienen, el viernes pasado, a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, presidiendo en Sevilla la firma de un acuerdo para urbanizar los terrenos de la antigua Hytasa. El viernes anterior creo que andaba también por su tierra, en vísperas del acto socialista de los 40 años del gran triunfo electoral del PSOE. Otros viernes, no puedo decir que sean todos, la ministra se deja ver por Andalucía, o por su propia casa sevillana. Y, aunque desde aquí podamos reconocer sin ambajes que los ministros trabajan mucho y tienen muy poco tiempo libre, lo cierto es que volver a tu tierra en fin de semana, cuidando además un poco el rebaño electoral, es una maniobra frecuente en los altos cargos. ¡Vente pal pueblo y descansa un poco, hija mía, hijo mío, que el foro es muy duro!
También tienden los consejeros de la Junta de Andalucía a programar actos cerca de su domicilio coincidiendo con el inicio del finde. Así lo recuerdo de Jesús Aguirre en Córdoba (qué descansadito estará ahora nuestro exconsejero estrella desde la Presidencia del Parlamento de Andalucía tras los angustiosos años de covid) y del exportavoz Elías Bendodo en Málaga. Ayer mismo, los consejeros de Universidad, José Carlos Gómez Villamandos, y Justicia, José Antonio Nieto, andaban por Cabra y Jaén, respectivamente, cumpliendo sus funciones a una distancia razonable de Córdoba.
Nada de esto es nuevo. Recuerdo el pánico que tenían las compañeras de la sección de Cultura a las ruedas de prensa de Carmen Calvo, cuando era ministra del ramo, tantos viernes a las seis o a las siete de la tarde... Cuando te crees que vas a empezar el fin de semana, te encuentras con que terminarás de trabajar a las tantas por el aterrizaje ministerial. Otro tanto ocurría con Rosa Aguilar y su cartera de ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino con Rodríguez Zapatero, o como consejera de Cultura y de Justicia con los gobiernos andaluces de José Antonio Griñán (qué terrible fin de semana estará pasando) y Susana Díaz.
Todos merecemos el descanso, y los periodistas agradecen que esas citas de los viernes del ‘regreso a casa’ de los altos cargos sean ahora, casi todas, por la mañana. Que la prensa, también la escrita, madruga ahora mucho. Lejos quedaron aquellos horarios bohemios y aquél salir de trabajar a las tres de la madrugada (salvo los periodistas que cubrieron la exhumación de los restos de Queipo de Llano el jueves). Y, llegado el viernes, la semana se hace pesada.
