Después del verde del mes de agosto, y después de todos los acontecimientos que se vivieron en ese mes, ahora, en septiembre, pensé que era un momento para hablar del color azul. Y hablar de algunas fotografías que he ido viendo en las últimas semanas. Azul burka, inevitable. Otra vez omnipresente. Aunque yo nunca, en los últimos veinte años, vi desaparecer las imágenes de mujeres con burka azul. No del todo. Quizás en algunas ciudades. Mujeres invisibles detrás. Ahora también aparecen los ropajes negros, que antes veíamos sobre todo en Irán y Arabia Saudí. Me gusta mucho, y me impresiona, ver las protestas de las mujeres en Afganistán: son coloridas, tanto si visten con pañuelos y ropas modernas como si reivindican los trajes tradicionales. Coloridas, muy valientes y visibles, en la medida en que se les permita. En las calles, jugándose la vida.

El color azul está muy presente también en la India donde hay, incluso, una ciudad «azul». Y si me traslado de país es porque, sin necesidad de un burka que las tape, también la invisibilidad de las mujeres es importante allí. Un artículo (Bernat Parera en El País) me informa de que hay una ciudad en la que el médico Ganesh Rakh combate el estigma que es tener una hija en la India, un país que no las quiere y las elimina. Desde hace nueve años ofrece partos sin coste a aquellas madres que dan a luz a una niña. Mujeres que no hubieran llegado a serlo. Mujeres invisibles.

No sé de qué color será hoy el cielo en la frontera polaca. Cuatro mujeres, 27 hombres y una niña de 15 años de Afganistán están atrapados en Polonia y Bielorrusia desde que lograron huir del caos en Afganistán. Los guardias fronterizos polacos y bielorrusos los han retenido en tierra de nadie entre ambos países, limitando su acceso a abogados, ayuda humanitaria y sanitaria. Llevan semanas sin poder dormir en un lugar adecuado, y con dificultades para obtener comida, agua y atención médica.

Se ve muy azul el mar sobre el que flota un barco del ejército turco y la Guardia Costera libia que intercepta un bote con migrantes. Haciendo el trabajo sucio a la Unión Europea. El barco es grande, el bote minúsculo, el mar rodea todo.

En Vanuatu (me escribe Intermón Oxfam) sorprende la variedad de azules turquesa del océano que rodea sus islas. A consecuencia del cambio climático el nivel del mar ha subido el doble que la media mundial, lo que pone en riesgo al 64% de las personas que viven allí.

Azul en la fotografía de Médicos Sin Fronteras que nos recuerda los 10 años de guerra en Siria. Cielo azul sobre tiendas de campaña que se funden, por el color, con la tierra

La belleza y la poesía que nos consuelan: Las cenizas de Caballero Bonald se lanzaron desde un barco, con unos catavinos, al mar (¿azul, verde?), en Sanlúcar de Barrameda.

 **Activista de Amnistía Internacional