Tuvimos ayer en Andalucía y Madrid varios casos de faltonismo bastante poco ilustrado, y varias intervenciones del PP pidiendo a los faltones que se disculpen. En este caso, del PP, pero es sabido que esto de la ofensa y la defensa va por turnos. Y tiene sus etapas: primero metemos la pata por hablar sin pensar o por decir en voz alta lo que realmente pensamos. Luego se forma el huracán en Twitter. Después pedimos perdón, o no, y, si somos políticos normales, cruzamos los dedos para que surja otro asunto, otra no-noticia estúpida e impertinente que deje atrás la nuestra. Si somos de la hornada política marca “estrella mediática” ya la cosa cambia y nos refocilamos en el barro hasta sacarle brillo. 

Dejemos de lado los abusos verbales varios que atañen al foro madrileño en sí y sus guerras de poder con dramáticas puestas en escena y centrémonos en Andalucía. Dos cosillas hubo ayer. Para empezar, el comentario de la diputada no adscrita líder de Anticapitalistas y exdirigente de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, que al criticar el apoyo del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, a la llegada de turistas internacionales, tachó de "vergonzosas" sus declaraciones y aderezó su comentario aludiendo a que este alcalde, "tiene ya una edad y dice las cosas como las piensa", pues "otros del PP no se atreverían a decir las cosas así a las claras". Tiempo le faltó al portavoz del PP en el Parlamento andaluz, el cordobés José Antonio Nieto, para pedirle que se disculpe y retire sus manifestaciones "indecentes" en las que se "mofa de la edad" del primer edil. El despacho de Europa Press nos cuenta que Nieto considera “lamentable mostrar ese desprecio” y pide a la joven Teresa Rodríguez “respeto a las personas mayores que no se merecen esa gracieta indecente en un momento en el que han fallecido decenas de miles de mayores". ¿Respetará o no la gaditana a los mayores? Creo yo que sí, que Nieto aprovecha para exagerar un poco, pero a ella le escapó el chiste y ya no lleva arreglo. Le faltó llamarlo “abuelito Cebolleta”, aunque quizá es tan joven que no conoce la referencia.

Peor ha sido lo de la ministra de Educación Isabel Celaá, esta vez en el Congreso de los Diputados, en su respuesta a un diputado del PP que preguntó por la educación especial y contó la experiencia de su hija, una joven con Síndrome de Down. El diputado almeriense Juan José Matarí ponía en duda la capacidad de la Lomloe de prestar la atención que necesitan, y la señora Celaá le contestó primero con argumentos, pero luego añadió un despectivo “¿De dónde viene usted? ¿De qué lejos viene usted? Usted no tiene ningún contacto con el mundo educativo, ni con los padres, ni con los hijos, ni con los profesores. No sé de qué habla". Así que, con chulería y desparpajo, deja herido no a un adversario político, sino a un padre que ha contado su intimidad por si puede servir de ayuda a otros. Los partidos de “la derecha” han sido críticos con Celaá, pero desde aquí le digo que su innecesario exabrupto no despierta simpatías. Pero Celalá ha sido rápida y ha presentado sus excusas personalmente a Matarí, aclarando que no pretendía una ofensa personal, sino una defensa de la ley educativa. Eso la honra.

Esto, por hoy. Sin contar el acoso y campaña homófoba contra el alcalde de Tarrasa, que pasa ya del castaño oscuro, y que ya no se debe directamente a los rivales políticos, sino a este pueblo llano vociferante y odiador en el que nos vamos convirtiendo por minutos. Solo nos faltaba Donald Trump, que, dispuesto a que no lo veten más en Instagram, en Twitter y en Facebook, va a crear su propia red social… Miedo da, especialmente si pone una sucursal telemática en español.